La juventud está presente en la mayoría de nuestras hermandades no solo como grupo joven, junta auxiliar o auxiliares, sino también como miembros de juntas. Cofrades muy valiosos para esas corporaciones, con esa inyección de lozanía de ilusión y de valentía, que los caracteriza. Un claro ejemplo lo tuvimos ayer con una joven Priostía o Secretaría de la Hermandad de los Javieres. Cómo estos hermanos han preparado con gran ilusión el Viacrucis a la catedral, que organiza el Consejo. Ni que decir con la solemnidad y elegancia que iba derramando por Sevilla desde ese antiguo barrio de la calle Ancha, con que belleza y devoción iba dando ejemplo de catequesis y de amor el Cristo de las Almas, en esas andas cedidas por la Hermandad de Montserrat, claro ejemplo de confraternidad. Esa Priostía que ha luchado y trabajado para que su Cristo fuese en esas parihuelas para que toda Sevilla lo viera en alto con su andar característico, llamando a la meditación y al rezo. Gracias a esa juventud luchadora y comprometida, que con esfuerzo y dedicación ha hecho posible una realidad no viable para muchos; pero también hay que destacar el apoyo de los mayores y la confianza que han depositado en estos hermanos, como una gran familia donde los vientos nuevos necesitan el apoyo de los veteranos.

Y a ese grupo de mujeres que siempre están dispuestas a colaborar en todo lo que necesita la Hermandad, no sólo en el ropero de la Virgen de Gracia y Amparo, en creación de albas para los acólitos, sino incluso los faldones para el Viacrucis que rápidamente se pusieron manos a la obra con gran ilusión.

Igualmente los jóvenes siempre dispuestos a echar una mano en su cofradía, teniendo además iniciativas como la pega y distribución de carteles en los comercios y edificios para que se engalanasen los balcones y ventanas por donde pasaría el Santísimo Cristo de la Almas.

Cada uno aportando su granito de arena ¡Eso es Hermandad!

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