Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Abuelo

Nació en plena guerra con cuarteles, pero su guerra sin cuartel es para dar con los restos de su nieta

Cuando nació, 28 de septiembre de 1936, España llevaba en guerra dos meses y diez días, pero José Antonio Casanueva es un hombre de paz. Cuando nació, 28 de septiembre de 1936, hacía un mes y nueve días que habían fusilado a Federico García Lorca. La estela de este poeta se iba a unir a la de José Antonio Casanueva, un hombre bueno en el sentido machadiano de la palabra, porque España busca en paralelo los restos del poeta de Fuentevaqueros y los de Marta del Castillo, la nieta de José Antonio. Nació en Udías, un pueblo de Cantabria situado entre Cabezón de la Sal y Comillas, el Harvard de los curas. Su padre, el bisabuelo de Marta, bajó al sur como tantos montañeses. El abandono de la Montaña les regaló el gentilicio de foramontanos; la búsqueda de un Parnaso indiano que permutaron por Andalucía, les colgó el sobrenombre de jándalos y Gerardo Diego, el cántabro de la generación del 27, les dedicó un bello poema. Ejercieron la diplomacia del colmao y la tienda de ultramarinos. Familiares de Casanueva se vincularon con La Punta del Diamante, un bar histórico de la calle Alemanes, hoy franquicia americana, una esquina que sale en las Cartas de España de Blanco White.

A Casanueva le mataron a su nieta hace ocho años, los años que lleva buscándola. Como los mahomas de la burocracia no van a la montaña, él baja todos los días desde la montaña de la ciudad llana que lo acogió para zamarrear a los mahomas de la inercia, la indiferencia o la ineptitud. Ocho años y casi un mes sin una pista de Marta. Es la guerra sin cuartel que mantiene el hombre que nació en aquella guerra con tantos cuarteles. Un tipo cordial, educado, con todo el derecho del mundo a perder unos modales que nunca pierde en el trato con la prensa o con cualquier curioso que se le acerque. En la desgracia no hay cortesía, pero Casanueva, el padre de Eva, el suegro de Antonio, está hecho de otra pasta. Será nacer en el 36 o atravesar la península entera. Acude a los descampados y a los estercoleros como un señor, como si fuera a la ópera o al Ritz.

Hoy acudirá a la dársena del Guadalquivir para ver si los submarinistas le dan por fin noticias para que la elegía por la muerte de su hija se la puedan hacer en un camposanto, con coronas de flores y padrenuestros con destinatario. El remite lo escribió un asesino cobarde y taimado que se siente guionista de un Mystic River de paletos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios