Mientras más cerca tenemos el día de San Pedro más inoportuna y desleal me parece la entrada en escena de Rafael Salas. Harto de proclamar que la existencia del Betis sólo puede ser obra de un hecho paranormal, léase milagro, la inminencia de un nuevo plebiscito me reafirma en dicha idea. Y cuando veo el pacto posible de Rafael Salas con Manolo Castaño, el de Haro con Oliver empieza a parecerme hasta comprensible.

Haciendo abstracción de las salidas de pata de banco de Alfonso, no puede llegar en peor momento esa ceremonia de la confusión que se anuncia para el día de San Pedro y San Pablo. El solo hecho de que el cara a cara de Salas y Castaño se resuma en que ambos creen necesaria la regeneración del Betis es un grave insulto a la inteligencia. Regenerar al Betis proclama el abogado del Condado tras haber estado un tiempo considerable a lo que dijese Lopera.

Regenerar al Betis cuando si algo bueno han hecho los actuales es una ímproba tarea de regeneración del club. El punto negro de la actuación del equipo en la yerba no debería empañar tanto como está empañando una labor depuradora digna de un mayor éxito en el campo. El propio Serra le dice a quien merece la pena que la mejor noticia que recibió en su vuelta al Betis es la de haber encontrado un club normal, sin nada que ver con el esperpento que vivió anteriormente.

Tampoco parece de recibo minusvalorar el cierre del estadio metiendo a la pobre de la Pantojita por medio en un símil más propio de un antibético recalcitrante. También dice que lo de ahora es indefendible y recuerda que con Lopera se jugaron dos finales y se entró en Champions, obviando que todo eso coincidió con la presencia de Serra. Desatinos varios, mientras el tiempo avanza y la hora de otro salto mortal para el Real Betis Balompié está ahí mismo.