OTRA vez la gran fiesta del fútbol en el patio de casa y eso ha llenado de vida unas calles que suelen estar repletas de esa otra vida que trae el fútbol de la mano. Sevilla en el epicentro de la información deportiva, que es la más abundante de cuantas informaciones depara la vida. Hace dos años fueron Betis y Valencia, Real Madrid y Osasuna la última vez y hoy se nos aparece una final inédita con dos equipos que ya ganaron la Copa del Rey.

No son comparables los currículo de ambos, pero los dos saben a qué sabe levantar un título. Veintitrés ocasiones para Athletic y una para el Mallorca, de ahí que el carácter de favorito corra a cargo de los vascos. Pero es que también se refleja en el panorama actual, con el club bilbaíno encaramado en zona continental y el Mallorca aún sintiendo el vértigo que produce la proximidad del pozo. Claro está que hablamos de una final, de un solo partido, y quién sabe qué.

Sí seríamos capaces de apostar por una superioridad bilbaína en el desarrollo del juego. O sea que apostaríamos doble contra sencillo a que el partido va a jugarse mayoritariamente en campo balear. Es así como se comporta habitualmente la tropa de Ernesto Valverde, con una presión muy alta. Y como la partida de Javier Aguirre es más de esperar que de avasallar, de ahí que preveamos un choque de más trabajo para la retaguardia bermellona que para Unai Simón y la compaña.

Luego, caprichos del balón incluido, pasará lo que tenga que pasar, pero si un servidor tuviese que apostar por uno de los contendientes lo haría indudablemente por los leones. Es lo que en estas horas de avant match parece más posible, pero a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga. Pase lo que pase esta noche en La Cartuja tenemos en Sevilla la posibilidad de acoger una nueva fiesta del fútbol y que gane el mejor que para eso estamos viendo los toros desde la barrera.