Calle Rioja

Francisco Correal

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Una de romanos con selecta nevería

A un mes y un día del Miércoles de Ceniza, sonaron marchas procesionales para celebrar el cumpleaños del emperador Teodosio y la próxima reapertura de la Antigua Abacería de San Lorenzo "En San Lorenzo no se vive, de San Lorenzo se es"

El nombre de la Antigua Abacería de San Lorenzo proyectado en el videomapping.

El nombre de la Antigua Abacería de San Lorenzo proyectado en el videomapping. / Juan Carlos Muñoz

Ponían una de romanos con selecta nevería. Estética de cine de verano con un frío ártico para conmemorar un doble nacimiento: el del emperador Teodosio que da nombre a la calle y el de la nueva vida de la Antigua Abacería de San Lorenzo, en la esquina de esa calle con Marqués de la Mina. A los dos propietarios, el nuevo, Luis Miguel Martín Rubio, y al anterior, Ramón López de Tejada, les gustan las esquinas. El antiguo propietario de la Antigua Abacería se va a la esquina de Gamazo donde Enrique Becerra cerró el 14 de marzo de 2020. Y Martín Rubio se viene a un local que había puesto a la venta Jesús Becerra, dueño de Becerrita, en Recaredo. Esto es un pacto entre romanos y visigodos.

La Antigua Abacería, que vuelve a resucitar, cerró sus puertas el 22 de mayo de 2023. “La cerré yo y ahora la vuelvo a abrir”, dice sin disimular su emoción Martín Rubio. “Preparé unos fideos con caballas”. A finales de noviembre del año pasado, viendo por las calles aledañas la procesión del Cristo de los Milagros, una advocación peruana, se puso a llover. En el trasiego de paraguas, vio el abracadabra escrito en la fachada: Se Vende. Se le encendió la bombilla, eligió a Miguel Rodríguez, chef de Los Palacios, como hostelero y ahora el cartel que leen los que pasan por esta esquina mágica es “Próxima Apertura”. La operación se certificó en la firma Elephant, con Sonia Cano y José Antonio Ramos como cirujanos del traspaso. “El noventa por ciento de las propuestas de compra que recibíamos eran para pisos turísticos”, dice Sonia.

Ramón López de Tejada abrió la Antigua Abacería de San Lorenzo el 12 de diciembre de 1995. Ese año había llegado a la Alcaldía de Sevilla Soledad Becerril, que llevaba en su lista a Luis Miguel Martín Rubio, Luismi en todos los mentideros, al que nombró delegado de Policía. Tres años después le tocó pasar el trago del asesinato de su amigo y compañero de corporación Alberto Jimenez-Becerril junto a su esposa Ascensión García Ortiz. En la anterior etapa, la apertura se produce en los últimos meses de Gobierno de Felipe González. Desde entonces, la Moncloa ha tenido otros cuatro inquilinos y desde Soledad han pasado cinco alcaldes. El último, José Luis Sanz, llegó al final a esta doble celebración, el descanso del guerrero después de reunirse con Vox para negociar los Presupuestos.

Luis Miguel Martín Rubio junto a Ramón López de Tejada. Luis Miguel Martín Rubio junto a Ramón López de Tejada.

Luis Miguel Martín Rubio junto a Ramón López de Tejada. / Juan Carlos Muñoz

Martín Rubio ha respetado el diseño de vagón del Oriente Express que tenía con López de Tejada. Pero hay algunos guiños personales. Un cartel muy historiado con el nombre Lorenzo Martín Hernández junto a las palabras Coloniales, Chacinas, Conservas, Quesos. “Era la tienda de mi abuelo paterno en la Plaza del Cristo de Burgos. Salmantino de Guijuelo”. Salamanca y Nueva York se mezclan en la trashumancia de los genes de Luismi.

En la zona donde se reunía anualmente el jurado del certamen de relatos gastronómicos que durante varios años convocó la Antigua Abacería hay un documento con visos de reliquia. El anuncio de un Septenario a la Esperanza Macarena que oficiaría Carlos Amigo Vallejo… cuando era arzobispo de Tánger. Un acto que tuvo lugar el 13 de marzo de 1977. Bueno Monreal estaba al frente de la diócesis hispalense, Pablo VI era el Papa de Roma y faltaban tres semanas para el Sábado Santo de la legalización del Partido Comunista, noticia que se recibió con alborozo a dos pasos de esta esquina, en la sede que el Pecé tenía en la calle Teodosio. A ocho días del centenario de la muerte de Lenin, ¿dónde habrá ido a parar el poster del líder de la revolución soviética que presidía uno de los despachos de la sede?

La esquina se iba animando. No se veía tanta gente desde las zambombas (en Sevilla zambombás por un curioso gaditanismo) que organizaba López de Tejada. Música de marchas procesionales ahora que sólo falta un mes y un día para el Miércoles de Ceniza. Dos pregoneros de la Semana Santa. Uno en persona, Enrique Casellas, todavía en vigor hasta que lo pronuncie su sucesor, Juan Miguel Vega, porque uno es pregonero entre pregón y pregón, como las Olimpiadas son el tiempo transcurrido entre unos Juegos y los siguientes. El otro pregonero ocupa un lugar estelar en el reservado de la Nueva Antigua Abacería de San Lorenzo. En una foto, Rafa Serna abraza a su hijo antes de que éste salte al ruedo de la Maestranza. Le acompaña en el paseíllo fotográfico una imponente imagen de Morante de la Puebla.

Una calle de fotógrafos

En la calle Marqués de la Mina vivió hasta su muerte en 2007 el fotógrafo Atín Aya. Uno de los salones del local tiene un calendario con fotos suyas que ilustran el año 1996. Imágenes de su libro Sevillanos que le editó Focus-Abengoa con textos de Marie-Loup Sougez y Nicolás Salas, que llamó a su trabajo costumbrismo fotoperiodista. Están Evaristo, el zapatero de la calle Galera; el vigilante de las naves del puerto con su pipa, su pata de palo y el chucho sobre los sacos, un personaje digno de un relato de Conrad o de Aldecoa.

Otro fotógrafo se acercó a la puesta de largo. Roberto Pardo, que coincidió con Atín en la cobertura gráfica del España-Malta de hace 40 años, es proveedor de delicias varias. Como el local da a Marqués de la Mina, Pardo, muy vinculado con la Hermandad del Gran Poder, aporta chacinas Señorío de Montanera, de Badajoz, y un Rioja Señorío de Villarrica, amén de quesos de Zamora, la patria de San Fernando. El videomapping de Todosio lo hizo una empresa vinculada a Ximénez, la firma de Puente Genil que ilumina Navidades de los cinco continentes.

El videomapping proyectado en la Antigua Abacería de San Lorenzo. El videomapping proyectado en la Antigua Abacería de San Lorenzo.

El videomapping proyectado en la Antigua Abacería de San Lorenzo. / Juan Carlos Muñoz

Enero es el mes de Teodosio. En enero nace (11 de enero de 347, unos dicen que en Coca, Segovia, otros que en Itálica); en enero es nombrado emperador (19 de enero de 379) y en enero muere (17 de enero de 395). Murió en Milán y sus restos fueron trasladados a Constantinopla, la actual Estambul, ciudad donde convocó un concilio de obispos para señalar los márgenes entre la ortodoxia cristiana y la herejía arriana. Las marchas procesionales también suenan por él. El tercer hombre de Graham Greene pasado por la Itálica Famosa del poema de Rodrigo Caro junto a Trajano y su sobrino Adriano, que gobernaron el imperio dos siglos antes. Teodosio será el último al frente del Imperio entero. Sus hijos Arcadio y Honorio se repartieron a su muerte los restos de la decadencia.

Luismi tiene más moral que el Alcoyano. La calle Alcoy es la que une Santa Clara con Teodosio. Contó con el respaldo de muchos amigos, una venencia diligente, vecinos ilustres como Carlos Telmo o colegas como Pepe el de la Fresquita. El barrio cambió de párroco, Paco Reyes pasó de San Lorenzo a San Martín, de la Bofetá a la Lanzada, y la Antigua Abacería de timonel. El imperio de las esquinas permanece. Los coches que torcían pensarían que estaban poniendo Ben-Hur.

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