La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Nunca falta un sapo en el desayuno

Viaja la vida a un ritmo inexorable y la verdad es que la capacidad de sorpresa va bajando y hasta nos tememos que acabe haciéndose imperceptible. Pasan tantas cosas a diario, son tantos los sapos que nos desayunamos con sólo abrir las páginas de los periódicos, que hasta ese batracio tan repugnante acabamos por tragárnoslo sin casi darnos cuenta. Son demasiadas cuerdas las que trae el violín de cada día, demasiados los frentes y la abundancia de malas noticias, mayormente las que proceden del mandarinato vigente. En fin, que para colmo nos llegaba ayer una nueva que no por esperada producía menos dolor. Era el adiós de María de los Ángeles Infante, una gran mujer que dedicó su vida a mantener viva la llama de su padre. Y qué raro resulta ya el día que no nos traiga en su bocamanga el sapo de turno.

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