Error de amor

Error de amor

José María Izquierdo vivió siempre en Sevilla, quizás debido a lo que Cernuda llamó un “error de amor”, de amor por su ciudad natal. No sé si en este caso concreto la afirmación podía haber sido cierta, pero no creo que en realidad existan “errores de amor”. Haber amado, amar, o esperar hacerlo, no es en sí una equivocación; sólo es un deseo o una opción que puede resultar bien o mal.

Quizás la realidad de la Ciudad sea más fuerte que la teoría de nuestro trabajo para que se la conozca más y mejor, pero pretender este fin no es un error. Cuando se conoce Sevilla tenemos que amarla porque nos atrapa, pero eso sólo sucede verdaderamente si sabemos de su historia, de sus posibilidades futuras, también de sus errores y defectos… si comprendemos su carácter y no estamos simplemente encandilados por su superficie y apariencia.

Podemos defender el Patrimonio a través del Ateneo o de Adepa, pero esa defensa también debe ser tarea de todos y cada uno de los que viven en la ciudad, de los que la disfrutan y padecen, de los que la visitan y la pasean. Todos podemos y debemos conocerla, y por tanto amarla y defenderla.

En el carácter de Sevilla, o en su alma, incluso los pequeños detalles son importantes. Detalles que nos llaman la atención como en un grito, unos a veces son muy conocidos, otros que se nos escapan. Pueden ser una cruz rota por el vandalismo o una placa conmemorativa que duerme en el suelo de un bar, los ejemplos son innumerables. Estos sí son auténticos errores, errores de desconocimiento, de incultura, de desprecio bárbaro que solo sabe destruir, malvender el patrimonio o difundir tópicos. Sólo los evitaremos a través del conocimiento y la divulgación, logrando una verdadera “comprensión lectora” de esta Ciudad, ahora que se habla de esa necesidad en la enseñanza.

Como un chiste se dice que si nos llaman gordos nos ponemos inmediatamente a régimen, pero que si nos llaman ignorantes no leemos libros con la misma urgencia. Por eso no me cansaré nunca de recomendar que leamos lo escrito sobre Sevilla, desde la prensa diaria hasta la obra de sus primeros historiadores como Peraza y Morgado, pasando por las colecciones editadas por las Universidades y por el Ayuntamiento sevillano. Busquemos el carácter y el alma de Sevilla en la literatura, de la mano de Eva Díaz Pérez o José Vallecillo, y en monografías de consulta como el Diccionario de las calles de Sevilla o Arquitectura Civil Sevillana (catálogo de Patrimonio perdido). En estas fechas acerquémonos a lo escrito sobre la Semana Santa, desde las obras de Núñez de Herrera o Chaves Nogales a las investigaciones de Federico García de la Concha o Rocío Plaza, solo por citar unos ejemplos. Tanto existe, tanto se ha escrito… que podemos emplear toda una vida en leer, en conocer y comprender, y por tanto en amar sin error esta Ciudad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios