Tribuna

Jesús Castiñeiras Fernández

Catedrático de Urología. Academico de Número de la Real Academia de Medicina de Sevilla.

Más allá de las Fronteras de la Real Academia de Medicina

La Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla: “Mas allá de las Fronteras”, es el Título de la Conferencia que el Catedrático de Urología de la Universidad de Sevilla y anterior Presidente de dicha Institución, va a impartir este jueves con motivo de la Apertura del 324 Curso Académico, o sea, desde 1700

Más allá de las Fronteras de la Real Academia de Medicina

Más allá de las Fronteras de la Real Academia de Medicina / M. G.

La Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla surgió “primicialmente” de la Veneranda Tertulia Médica Hispalense (1693), de la Calle San Isidoro Numero 19, domicilio de su Fundador y Primer Presidente, el arahalense Dr. D. Juan Muñoz y Peralta. Carlos II firma las "Constituciones" el 25 de Mayo de 1700, y, en algo más de cuatro meses, Felipe V ratifica mediante "Cédula Real", el 1 de Octubre de 1701, dicha Constitución.

En 1830, Reinando Fernando VII, la Regia Corporación de Naturaleza Sanitaria pasa a denominarse Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, su denominación actual. En el número 19 de dicha Calle podemos observar una placa que recuerda el Primer Congreso Mundial de Academias de Medicina (Sevilla, 1977), donde se hace referencia a la “Mas antigua Academia de Medicina del Mundo”.

La Academias Europeas existentes en la Época eran: La” Academia Nazionale dei Lincei” (Fundada en 1603); La “Royal Society” (Fundada en1660); y, La “Acadèmie des Sciences  de París (Fundada en1666). Ninguna de ellas son Academias de Medicina, esta Área de Conocimiento, la “Galénica”, era la menos relevante. Los sevillanos, y yo gaditano muy respetuoso con la Capital del “Reino Andalusí”, no nos miramos “el ombligo”, en esta ocasión. No cabe duda de que el “Lustro Real” (Sevilla fue la “Capital del Reino de España”) con la estancia de la Corte en nuestra maravillosa Ciudad conllevo algunas ventajas y, es posible, algunos inconvenientes.

A Su Majestad la Reina Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V y Madre de Carlos III, le acompañaba su Medico José de Cervi. Es evidente que el “Galeno Italiano”, un poco burdo pero al mismo tiempo “bragado”, como se dice en nuestro “argo”, tuvo un papel importante en el desarrollo y en el prestigio de la Regia Corporación Medica Sevillana.

Cervi, hombre ambicioso, no en el sentido que a veces empleamos de forma peyorativa, quería destacar, progresar; para ello era su ilusión pertenecer a la “Acadèmie des Sciences  de París o, en su caso, a la Royal Society”. A ello se unía que el “ambiente médico”, de manera mayoritaria, desprendía una defensa por la “Corriente Europea e Imperantes de la Ilustración”.

Cervi, a través de un Demostrador Anatómico Español, Martín Martínez, contacta con la Facultad de Medicina de Montpellier, verdadera “Meca” de las Disecciones Anatómicas” a nivel Mundial. Contrata a dos Profesores de Anatomía, Jean Baptiste Beaumond y, posteriormente, Guillen Jacobe. Ambos llevan a cabo las Disecciones Anatómicas en el Hospital Amor de Dios, situado entre las Calles Trajano (Calle del Puerco) y Amor de Dios (Calle de los Pellejeros). La profesionalidad de ambos anatomistas es incuestionable.

Con independencia de esta labor el Profesor Jacobe establecido lazos importantes con la Royal Society y pudimos “beber” de la “Corriente Empírica” que ellos defendían. Nos ayudaron a romper con la “Filosofía Clásica”, necesaria que fue esta para una época, pero que era imprescindible abandonar y avanzar. La Regia Sociedad Inglesa se apoyaba en la Filosofía Empírica de Francis Bacon, basada en la Investigación Inductiva y Experimental, en el Método Científico (Compartido con Rene Descartes) y en la Observación de la Naturaleza. Era necesario, a la hora de llevar a cabo una investigación seria, renunciar a los “silogismos”.

Bacon, al igual que Newton, Hoot, Galileo, y un largo etc., fueron criticados por los teólogos; y, por los políticos y “practicones”, que opinaban: Los primeros, que las investigaciones científicos-filosóficas llevaban al “ateísmo”; y, los segundo al debilitamiento de la mente. En esta misma línea de pensamiento defendían que en todas las épocas el poderío militar ha sido el triunfo de la sociedad.

No cabe duda que nuestro primer presidente el Dr. Muñoz y Peralta se adelantó en su tiempo en esa “España Médica” reacia a la Ilustración y que los aires ingleses respaldaron a esos galenos inquietos por romper con los amarres de la Filosofía Clásica, que indiscutiblemente sirvieron en otros tiempos, pero que eran necesarios renovar.

En tres de la obras de Francis Bacon que están recopilabas en la “Instauratio Magna” (1620), una  obra concebida según un plan general de Reforma de la Ciencia, dividida en tres partes, pero que sólo parcialmente fue llevada a cabo: La primera denominada “De dignitate et augmentis scientiarum” (Sobre la dignidad y progreso de las Ciencias); la segunda, “Novum Organum Scientiarum” (Nuevos instrumentos de la Ciencia); y, la tercera, que tan solo dejo algunos anotaciones sobre Filosofía Natural, fue publicadas póstumamente con el tí­tulo de “Sylva sylvarum” (Selva de Selvas), conjuntamente con “Nueva Atlántida”, una “Fabula Utópica” de una gran belleza.

Los Frontispicios de las tres obras, de una gran riqueza informativa e histórica, es una imitación al de la Obra del Cosmógrafo Real Andrés García de Céspedes (Gabanes, Burgos o Sevilla, 1560-Madrid, 1611) titulada, "Regimiento de Navegación”.

Bacon era un gran admirador de lo que denominaba la “Colónidad Eurocéntrica”, de Carlos I y del “Lenguaje Cervantino”. Este discreto resumen que aportamos forma parte de una Obra mucho más amplia que próximamente vera su luz y que su recaudación será integra para la Obra Benéfica de Los Sagrados Corazones.

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