La irrupción del terrorismo yihadista en las ciudades europeas contiene dos novedades que obligan a otro tipo de colaboración entre las instituciones y los cuerpos de seguridad: el campo de batalla se ha trasladado a urbes que, tradicionalmente, habían permanecido ajenas a los conflictos y la generalización, por lo indiscriminado, de sus víctimas.
Internet y las redes sociales, además, multiplican los efectos del terror y mejora las comunicaciones entre los terroristas potenciales. Cinco expertos en Inteligencia y terrorismo analizan estos efectos con motivo de los atentados de Barcelona y de Cambrils, de los que ahora se cumplen un mes. En este caso, además, se ha dado la excepcional circunstancia de las peculiaridades de Barcelona, capital de una comunidad inmersa en un desafío soberanista donde la policía integral es un cuerpo de la Generalitat.
Los autores abordan estos hechos, así como los posibles errores de Inteligencia y de respuesta ante los avisos de algunos organismos internacionales o ante la explosión de Alcanar. El éxito de la propia operación antiterrorista, que acabó en la muerte de todos los implicados, también es relativizada por algunos de ellos.
Lea a continuación las opiniones de Antonio Díaz, profesor de la Universidad de Cádiz; Manuel Mostaza, politólogo; Óscar Jaime, profesor de la Universidad de Navarra; David Redoli, sociólogo; y Rafa Martínez, profesor de la Universidad de Barcelona.
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