La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Por una Ley Seca en la Maestranza

Insistíamos ayer en la conveniencia de aligerar la corrida, ya que casi tres horas de asentamiento en el duro ladrillo maestrante es un martirio. Y uno recuerda cómo el glorioso 19 de mayo de 1966 en que Curro se entretuvo en cortar ocho orejas a seis urquijos y en la que dio ocho o diez vueltas al ruedo, que hasta una fue tras un quite a la verónica, el festejo duró una hora y cuarenta minutos. Aquello de que lo bueno si breve es dos veces bueno se cumplía entonces muy a menudo. Y para no ser pesado, hoy vamos a dejar lo del tiempo para centrarnos en la cantidad de alcohol que se consume cada tarde en la plaza de toros de Sevilla. Cómo pregona el gintonic el suministrador de turno y por eso creo que una Ley Seca en el espectáculo en que el espectador más influye no estaría de más. ¿No cree usted?

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