La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

¿Punto final para nuestra gran fiesta?

Definitivamente, nada que ver con lo que era la Semana Santa de Sevilla. Así como los puristas se rasgaron las vestiduras cuando el flamenco salió del cuarto de los cabales, así nos vemos muchos de los que conocimos la Semana Santa de cuando entonces. Y reinando en estos malos augurios, que se cumplirán si Dios no lo remedia, estamos desde que la sequía dijo basta justamente en estos días. La lluvia quizás haya venido a poner orden en esta desmesura irracional que hoy es nuestra gran celebración. Y ni siquiera el líquido elemento con el don de la inoportunidad ha podido parar esa desmesura que colapsa las calles o que abuchea a un paso que no se luce como esperan. La Semana Santa que hizo a Sevilla aún más universal da la impresión de que la hemos perdido irremediablemente, qué dolor...

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