Listo hasta decir basta, en las cálidas palabras de su sobrino se resume a grandes trazos lo que significó el sagaz Manuel Ruiz de Lopera. Veía el color del dinero tras la tapia más impenetrable, fue idolatrado por el mismo beticismo que luego lo defenestró y lo que nadie podrá negar jamás es que fue el que sacó al Betis de un pozo hondo y muy negro. Listísimo, le faltó inteligencia para que en un rincón de Heliópolis o del Fontanal le hubiesen erigido un monumento por suscripción popular. Tras sacar al club que tanto quería del abismo, le hacía tantos reparos al palco de los Chelsea de turno que sintió el vértigo del éxito y levantó el pie del acelerador. Cimas siempre con Serra de la mano, al que admiraba pero que, a la misma vez, le despertaba unos celos insufribles. Descansa en paz, Manuel, ya con el Señor, tu señor.