Sueños esféricos

Juan Antonio Solís

jasolis@diariodesevilla.es

De la Feria de Abril a Isco Alarcón

Los jóvenes consumen deporte como viven la vida, con autonomía y en cápsulas, y eso obliga a una urgente reinvención

LA Feria se ha partido en dos, como los partidos de fútbol, y dentro de ese prodigio efímero y a rayas también conviven dos formas de disfrutarla o sufrirla. Los sevillanos –y no sevillanos– ya baqueteados siguen aspirando a plantar sus reales en una caseta, propia o ajena, y lograr ese punto de cocción corporal en el que el tiempo se para de puro placer, como hizo Juan Ortega el otro día con el capote y la muleta. Y sin prisas, con la prole y media papa, cambiar de caseta y corresponder a la invitación de un amigo. O de un cuñado, incluso.

Sin embargo, los sevillanos jóvenes, los que sólo conocen un significado de la palabra arroba, no terminan de entrar en una caseta cuando ya están saliendo a la siguiente. Y con el móvil siempre en la mano. Y absorbidos por las pantallas en las mesas. Y haciéndose selfis o hiposelfis –autorretrato con algún caballo figurante–. Y viviendo más la Feria en Instagram y TikTok que en Gitanillo de Triana.

Ese modo de vivir la Feria de los digitales nativos no es más un reflejo de una nueva forma de abrazar la vida. La televisión no existe para ellos. Existe el televisor, que es distinto. Ni los formatos físicos de música. La autonomía y la discreción conforman su eje de consumo, bajo la consigna de tomar pequeñas cápsulas, audiovisuales, musicales o... deportivas.

Javier Tebas, que está muy al loro de las nuevas tendencias, sabe que ese toro tendrán que lidiarlo más temprano que tarde. Los chicos prefieren ver –y jugar– partidos virtuales, que ellos pueden parar y reiniciar cuando quieran, que ver un partido cualquiera de Primera. Otra historia es si juega su Sevilla o su Betis, o hay un clásico. Ahí sí aguantan 90 minutos largos, con sus parones tediosos y el riesgo del 0-0.

Quizás la solución sea potenciar la calidad, cuidar las estrellas. La agitación del puro espectáculo. Pero la Liga pierde valor año a año. Jugadores como Isco hay pocos. Muy, muy, muy pocos.

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