Sueños esféricos

Juan Antonio Solís

jasolis@diariodesevilla.es

Qué bien huele ya a azahar

Unos días en Londres sirven para explicarse por qué la Premier League nos está comiendo la ‘tostá’

VIAJAR a Londres es viajar al futuro. Por mucho que el sol, cuando sale, parezca que lo haga en modo ahorro de energía. Por ahora, la tecnología de vanguardia no les llega para llevarse a la isla esos rayos que tuestan. Pero poco más que el clima echan de menos: la Alhambra es una maravilla, pero a un escocés le puede emocionar más un castillo de Edimburgo.

En materia deportiva, que para eso andamos por aquí, los soles, lo que el argot denomina “estrellas”, sí que pueden importarlos los ingleses. Y lo hacen con fruición. El músculo de la Premier engorda en la medida que adelgaza el de LaLiga. Y que nadie me salga con que hay tres españoles en los cuartos de final de la Champions para rebatirlo. Ese valor es muy relativo.

Suerte para nuestra liga de baloncesto que a los británicos no les guste tanto eso de tirar a canasta, que si no, la ACB tendría aún más problemas para cuadrar cuentas de los que ya tiene. Ellos siguen centrados en su soccer. En el tren del aeropuerto de Gatwich a Londres, proliferan como setas las casas de dos plantas. Apenas vi una piscina. Pero a cambio se esparcen campitos de fútbol con dos desvencijadas porterías. Van a muerte. En la aplicación del VAR tienen un índice de acierto altísimo y pretenden instalar ya la próxima temporada el fuera de juego automático que ya implantó la UEFA.

Mientras aquí tenemos una Copa que lleva en volandas a los grandes hasta octavos de final, allí se cruzan todos contra todos, que por algo la FA Cup es una cosa y la Premier otra. Por no hablar del manido tema del pastel televisivo. O de nuestro fútbol de dos velocidades: el oscuro caso Negreira, el miedo a sancionar a Vinicius, la estrategia medieval de Real Madrid TV.

He conocido a un jerezano que lleva 28 años en Londres y volverá en Semana Santa a procesionar con su Lanzada. Antes de retornar al curro en su pub, como tantos españolitos, se le erizará la piel de nuevo con el perfume del azahar. Como a mí cuando aterrizamos.

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