DERBI En directo, el Betis-Sevilla

Sueños esféricos

Juan Antonio Solís

jasolis@diariodesevilla.es

Más barro para un embarrado calendario

Para un parón que era acogido de buen grado dada la fecha, cae una ‘malaje’ calima del cielo

POR una vez que el calendario de fútbol nos abría de par en par un Domingo de Ramos limpio de partidos, va la calima y, con todo el malaje del mundo, lo ensucia esparciendo barro desde un horrendo celaje anaranjado. Era el único parón bien aceptado por Sevilla cuando el pasado verano se dio a conocer ese calendario, tildado de “condicionado” por el poder establecido y de “interesado”, cuando no “injusto”, por los parias que se llevan las migajas.

En Domingo de Ramos siempre chirrió el fútbol, lo consideramos un innecesario factor de distracción. Recuerdo cuando iba al fútbol con mi padre, que más de un Domingo de Ramos tocó partido a las doce del mediodía. En el 86 hubo hasta un derbi a esa hora, un 1-0 en el Villamarín que la guasa popular bautizó como el Domingo de Romo, pues el gol lo firmó el menudo y talentoso zurdo sevillano.

Esos partidos a mediodía, de todas formas, eran mirlos blancos bien encajados, por su excepcionalidad, dentro de una rutina en la que la inmensa mayoría de partidos de Liga arrancaba los domingos a las cinco de la tarde.

Uno, receloso además de esa taimada memoria que tanto idealiza, no va a caer en el error de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Uno incluso celebra ese actual reparto de horarios para que, el que pueda y quiera, vea los diez partidos de una jornada si se tercia. Pero hay que revisar de forma concienzuda el saturado y discontinuo calendario actual.

No tiene sentido que haya un parón por selecciones en septiembre, otro en octubre y otro en diciembre. No termina el campeonato de tomar velocidad de crucero y de nuevo corta. Es como sentarte a comer con apetito y levantarte tres veces de la mesa a por algo.

Ahora atravesamos el cuarto parón. Y tras la jornada 30ª, otro paréntesis por la final de Copa. Un sinsentido promovido por los intereses pecuniarios de la FIFA.

Sólo este domingo se acogía de buen grado. Pero llegó la calima.

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