Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Acerinox: un relato para el futuro

Hace años que la supervivencia de la matriz de Palmones y de sus 2.300 puestos de trabajo directos e indirectos dependen de sus filiales más rentables en el exterior Acerinox analiza el futuro de su fábrica en Los Barrios tras el 'no' de la plantilla al convenio

Barricadas en los accesos a Acerinox.

Barricadas en los accesos a Acerinox. / Erasmo Fenoy

Todo lo ocurrido en los últimos tres meses y pico en Acerinox no debería ser descrito a modo de un relato de buenos y malos, donde los primeros ganan la batalla a los segundos. Tampoco con alusiones a rivalidades, pulsos o victorias, ni con celebraciones de unos sobre otros. No debería. El relato primordial es -debería ser- qué pasos debe dar cada parte en favor de la supervivencia de una fábrica con medio siglo de existencia y de la continuidad de 1.800 puestos de trabajo directos, más otros 500 de subcontratas.

El relato del pasado fue que la combinación de una buena gestión empresarial y el esfuerzo de la plantilla permitieron la obtención de magníficos resultados durante décadas, dando alas en su día a la exitosa expansión de la compañía fuera de España. Sin embargo, los vaivenes del mercado y la fuerte competencia, los precios de la energía, la pandemia y otros factores hacen que hoy sea la matriz la que dependa de sus filiales más rentables. Lo viene haciendo desde hace varios años, pese a la prudencia mostrada desde siempre a ese respecto por la compañía a la hora de dar publicidad a este hecho.

La planta de Acerinox Europa, en Palmones, vive un intenso conflicto laboral cuyo máximo exponente es la huelga indefinida iniciada el pasado 5 de febrero, secundada de forma mayoritaria por sus empleados. El resultado del referéndum de este jueves, por el que la plantilla rechazó con el 73% de los votos emitidos la propuesta de convenio colectivo realizada por el Centro Andaluz de Relaciones Laborales (CARL), supone la prolongación de la incertidumbre en torno al futuro de la planta y sitúa a la dirección de la empresa en una disyuntiva: reanudar las conversaciones con una improbable mejora de sus propuestas o aplicar de forma unilateral lo que ya advirtió el pasado 9 de mayo. A saber: reducción de la carga de trabajo, despidos temporales o indefinidos y suspensión del plan de inversiones. Y así, hasta nuevo aviso, mientras los clientes caen en cascada en busca de nuevos proveedores.

El valor de Acerinox en bolsa no ha cambiado porque sus activos más importantes están fuera de Palmones y son los que mantienen a flote la marca

Así pues, el relato del presente pinta regular, más aún teniendo en cuenta que la empresa advirtió de que el convenio de los mediadores, aun estando en desacuerdo con buena parte de su contenido, representaba “la última oportunidad” de consenso tras haber sido imposible lograrlo cara a cara.

Un dato muy significativo es la cotización bursátil experimentada por Acerinox desde el inicio de la huelga hasta ahora. Las acciones de la única empresa con sede en Andalucía -junto con Unicaja- que figura en el selectivo Ibex 35 apenas si han experimentado oscilaciones; es más, han subido ligeramente (de 10,04 a 10,50) de lo que se deduce que los inversores dan por amortizada la crisis, con independencia de cuál sea su desenlace: a sus ojos, da igual si la fábrica está abierta o cerrada. Por amargo que sea, el valor de Acerinox en bolsa no ha cambiado porque sus activos más importantes y los que permiten el reparto de dividendos por beneficios están fuera de Palmones, manteniendo a flote la marca.

Los ERTE de Roldán y Teka

No solo en el Campo de Gibraltar hay afectados por la huelga. En esa nómina figuran igualmente los trabajadores de fábricas dedicadas a la transformación de los productos salidos de Palmones. Es el caso de los 200 empleados de Roldán, en Ponferrada, acogidos a un ERTE por falta de material, o de los 250 de Teka, en Santander, cuyo ERTE se ha ampliado por idéntico motivo. También se resienten los miles de empleos inducidos que, en una u otra medida, dependen de Acerinox, desde las empresas proveedoras de la planta a los bares, restaurantes y tiendas donde hacen o hacían sus consumiciones los trabajadores.

Una de las urnas empleadas en el referéndum. Una de las urnas empleadas en el referéndum.

Una de las urnas empleadas en el referéndum. / Erasmo Fenoy

Son destacables, igualmente, las consecuencias expresadas por algunos empresarios de la comarca, como la huida de futuras inversiones, por miedo a que la conflictividad laboral se contagie, o la posible repercusión de las tensiones en el convenio provincial del metal, actualmente en proceso de negociación.

Llegados a este punto, resulta tremendamente complicado esbozar a corto plazo un relato optimista, sin tonos grisáceos, para el futuro de Acerinox en Palmones. Frente a algún mesías que ve todo este desaguisado como un modelo de negociación colectiva a imitar, cabe apelar a la buena voluntad de la empresa y de los trabajadores, a la intervención de las administraciones (local, autonómica y estatal) para tratar de lograr un encuentro de posiciones, a los negociadores con experiencia en estos procesos y a la cordura individual de cada cual para impedir lo que, a partir de mañana, puede convertirse en un desastre aún mayor.

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