Cena de gala en Málaga podría ser la mejor forma de expresar lo que ha sucedido en la tarde de este Jueves Santo cuando las grandes puertas de calle Compañía se abrieron de par en par y, poco después, salió el impresionante trono de la Hermandad de la Sagrada Cena.

Centenas de nazarenos rojos abrieron el cortejo con una sonrisa perceptible solo por los pequeños agujeros de los ojos. Hasta casi ese momento la duda de si la cofradía de la Cena podría salir a la calle flotaba en el ambiente y marcaba las oraciones de los devotos.

En el interior, ya con las puertas abiertas, un Padre Nuestro, un Ave María, unos vítores a los titulares toques de campana que sonaban a cielo abierto aunque el horizonte era nublado. El miedo no se disipó del todo y cuando Nuestra Señora de la Paz aún no había cruzado el dindel de la casa hermandad anunciaron que acortarían recorrido por algunas calles para hacer el itinerario 30 minutos más corto.

Los más pequeños del cortejo tenían las alegrías más grandes repartiendo estampitas de los titulares y tocando las campanillas al son de las bandas de música. La calle se volvió aplauso al ritmo de la banda de la Paz con Pasan los Campanilleros.

El humo del incienso se espesaba y creaba una nube casi mágica de la ilusión de un Jueves Santo con la Cristo y su Madre en la calle. Nazarenos azules cielo caminaban tranquilos hacia el recorrido oficial con la paz que da el poder disfrutar de la salida de tu cofradía.

Conforme el sol iba descendiendo por calle Larios la sección del Cristo encarna la Tribuna para continuar con su nuevo recorrido comprimido por el posible miedo a lluvia en la madrugada. Con un aire que hacía bailar las velas de la Virgen de la Paz durante el recorrido oficial, las túnicas coloreaban las aceras y daban de comer a una Málaga hambrienta de Semana Santa.