Diario de Pasión

La Virgen del Rocío visitó a la hermandad de Jerez en medio de un río de fervor

La Virgen del Rocío frente a  la casa de la Hermandad de Jerez.

La Virgen del Rocío frente a la casa de la Hermandad de Jerez. / Clara Carrasco

Eran las 12,47 horas de la tarde cuando los almonteños llegaban a las puertas de la casa de la hermandad del Rocío de Jerez. Llegó en medio de un río de fervor y vivas a la Reina de las Marismas. La espera había sido larga y parecía que el tiempo se ralentizaba cuando las andas entraban a la calle de Almonte y cumplimentaba con las mucha hermandades que colocaban sus simpecados a la espera del momento más emotivo. Pero todo llega y a Jerez le tocó su momento y su tiempo.

Mientas los almonteños acercaban a la Santísima virgen, el padre fray Daniel Wankun saludaba en volandas a la Virgen del Rocío mientras el Simpecado de Jerez presenciaba el momento. Fueron apenas tres minutos de alegría, fervor y devoción. Palmas y jaleos. Un espacio de tiempo fugaz que pasó como una exhalación. Cuando los rocieros jerezanos llegaron a paladear el momento ya la Blanca Paloma se escapaba de las miradas de cientos de jerezanos.

Jerez es una de las últimas hermandades en visitar la que es Patrona de Almonte cuando llega la procesión de Pentecostés. Por tanto, tras el encuentro con los jerezanos, la Virgen tomó camino de su ermita, por la calle Moguer, hasta recogerse. Los rocieros tendrán que esperar todo un año hasta la nueva romería. Y todo para poder vivir el momento en el que la Blanca Paloma sale al encuentro de sus hijos.

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