Una sonrisa le ilumina la cara cuando habla de Fernando. De nuestro Quiñones. Nadia Consolani, viuda del creador del festival Alcances, responde a un cuestionario cinematográfico que salpica de imágenes de una casa revuelta, donde latía la creatividad, la energía. Corría el año 68...
-Era todo un hervidero, supongo
-No te lo imaginas. No había donde poner los pies: latas de películas, revistas especializadas que le mandaban a Fernando de diferentes lugares de Europa, y que aún hoy sigo recibiendo, muchos amigos, todos colaborando de manera gratuita, llamadas por aquí y por allí... Entonces no había dinero para montar el festival que, además, era multidisciplinar. Era un camino a la libertad.
-¿Cuál es su mejor recuerdo de Alcances?
-¿Sabes qué ocurre? De los comienzos del festival guardo un recuerdo a medias positivo y a medias negativo. Por un lado me gustaba mucho toda esa energía y vitalidad de Fernando, yo siempre estuve muy enamorada de él y me encantaba esa forma de implicarse pero, por otro lado, me cansaba porque mi temperamento era, y es, más reposado. Lo que sí tengo en la cabeza de ese tiempo es nuestro Renault 4, en él se han sentado los más importantes traseros de las letras españolas y americanas.
-¿Recuerda las primeras veces que fue al cine?
-Claro, en mi ciudad, Venecia. La primera vez me llevaron mis abuelos y, luego, un poquito más mayor, mi madre me daba dinero para pipas y para la entrada porque iba con amigas del colegio. Pero, realmente, fue Fernando quien abrió mis campos mentales, mi gusto por el cine y mi sensibilidad con la música clásica hasta tal punto que en cuanto me despierto la necesito para sentirme bien. A Fernando le debo mucho de lo que soy. Yo era una cría cuando me casé, apenas tenía 19 años. Y 19 de los de entonces. Estaba muy poco preparada. Además, cuando me casé y me vine a España apenas hablaba español, me tuve que poner al día sobre geografía, la cultura... En cuanto al cine, Fernando me ayudó a comprender el cine alejado de lo comercial.
-Actores favoritos, directores...
-Para mí, Ana Magnani y Sofía Loren eran dos mujeres que despertaban mucha fuerza. Y de directores, Fellini y Pasolini.
-Confía en el futuro de Alcances.
-Claro que sí. Se mantuvo tras la muerte de Fernando y eso es importante. Ha durado todo este tiempo y está dando un aporte cultural a la ciudad. No tiene el glamour de Venecia ni San Sebastián y, también, ha cambiado mucho pero sigue teniendo calidad y está hecho seriamente.
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