Deportes

Campeona por fútbol

  • España salda su deuda en el fútbol y gana la Eurocopa tras superar a Alemania desde el primer minuto hasta el último - La selección de Luis Aragonés sólo contabilizó el gol de Fernando Torres, pero tuvo muchas ocasiones

España ya es campeona en color. Fuera los complejos de una vez por todas, el grupo de Luis Aragonés Suárez apeló al camino más plástico para alcanzar la gloria en Viena, para situar al fútbol español donde siempre se ha merecido por el nivel de sus clubes y donde apenas una vez llegó a estar en otros tiempos ya muy lejanos, tanto como cuarenta y cuatro años ha. Pero eso ya es pasado, el presente dicta que esta generación de futbolistas que representan Casillas, Sergio Ramos, Puyol, Marchena, Capdevila, Marcos Senna, Iniesta, Cesc, Xavi, Silva y Fernando Torres, por citar sólo a los once titulares, tiene motivos para hinchar el pecho orgullosa. Son los campeones de Europa por la sencilla razón de que fueron mejores que Italia, Rusia y... Alemania. ¿Se puede pedir rivales con más pedigrí para conquistar un título?

La respuesta a la anterior pregunta arroja un razonamiento curioso y al mismo tiempo clarificador sobre el nivel de la actual selección española. A priori, todos fueron considerados verdaderos lobos, favoritos incluso, pero en las conversaciones posteriores a los partidos no había un solo aficionado español, incluidos los encargados de los análisis en los medios de comunicación, que no minimizaran su calidad. Que si Rusia era mucho peor de lo anunciado, que si Italia era la peor Italia de los últimos tiempos, que si Alemania apenas era Ballack y diez acompañantes más... Conclusión final: España era un equipazo que hacía malos a sus rivales por la superioridad que mostraba respecto a ellos.

Tan sencillo como eso, España era la mejor selección de todas y, además, con varias unidades de diferencia respecto al segundo clasificado en el escalafón. Ésa es la realidad, no otra, y volvió a evidenciarse en la final disputada en el Ernst Happel vienés. La Roja controló el partido de cabo a rabo, desde el minuto uno al noventa y tres, y sólo se vio inquietada cuando los alemanes largaban esos arreones que los han caracterizado siempre. Aunque la verdad es que ni siquiera en esos momentos quepa contabilizar algún susto con fuego real. Un acercamiento de Klose en el arranque, un mal disparo de Ballack tras un rechace previo regalo de la zaga española. Muy poco, poquísimo, si se tiene en cuenta la cantidad de veces que se acercaron Fernando Torres y compañía hasta Lehmann con oportunidades diáfanas de marcar otro gol.

La selección de Luis Aragonés, pues, fue infinitamente superior a su adversario y sólo los roles que se les asignan tradicionalmente a alemanes y españoles fueron motivos para vivir con cierta inquietud desde que Fernando Torres llevó el primer gol al marcador y hasta que el irregular Rosetti, por no decir otra cosa, tuvo a bien pegar los tres pitidos para finiquitar el encuentro. Y, claro, en el fútbol, aunque el tópico dictamine lo contrario, suele ganar el mejor muchas más veces de lo que lo hace el equipo más endeble de los dos que saltan a un terreno de juego.

El punto de partida, sin embargo, mostró algunos nervios. Era una final, no se olvide, y por mucho que tanto en las selecciones de escalafones inferiores como en sus propios clubes muchos futbolistas estuvieran acostumbrados a batallas así, España hacía mucho tiempo que no se presentaba ante semejante examen. Encima, tal vez, lo hiciera por primera vez con el cartelito de favorita justamente adjudicado por todos los analistas que entienden de fútbol. Fueron diez minutos, los del arranque, de incertidumbre, de pellizcarse por la posibilidad de que el rival tuviera sus opciones.

Pero no, bastó con el primer hecho puntual para que los nervios desapareciesen de golpe. Balón que despeja mal Metzelder y Lehmann se ve obligado a realizar un verdadero paradón para que España no celebrase su primer tanto. Ahí se produjo la metamorfosis definitiva, Xavi y compañía se sintieron seguros de golpe y comenzaron a dominar el juego tal y como se preveía. España tocó la pelota, ni siquiera necesitó presionar a fondo para robarles los balones a unos alemanes que acababan por regalárselos y a partir de ahí sencillamente asustaba una y otra vez por la diferencia de calidad que existía entre un equipo y otro.

El siguiente punto en el ideario de Luis Aragonés acabó por convertirse en decisivo. Fernando Torres tenía bula para no presionar jamás a los centrales en la sapiencia de que tenía que gastar sus energías en los desmarques cuando el balón caía en poder de sus compañeros. Dicho y hecho. Conexión de Senna con Xavi y balón para el delantero madrileño, quien supera a Lahm, teóricamente el zaguero más rápido de los alemanes, y aprovecha las escasas condiciones de Lehmann para salir con rapidez. España había hecho lo más difícil, ponerse por delante en el marcador.

La superioridad, que ya era evidente entonces, se confirmó con rotundidad después. España supo mantener a Alemania muy lejos de su puerta y encima Casillas les marcó el territorio a las torres germanas con sus autoritarias salidas cada vez que, ante su impotencia, optaron por bombear el balón. La incertidumbre se limitó a que el marcador sólo registró un 0-1 hasta el final, pero España siempre coqueteó con el segundo tanto y tuvo ocasiones de sobras para contabilizarlo.

España, pues, es campeona de Europa y lo es porque es infinitamente mejor, a día de hoy, que Alemania y que el resto de selecciones continentales por su cariño al balón. El primer título en color tuvo lustre, el lustre del buen fútbol, y la España de Xavi, Cesc, Iniesta y Silva entra en la historia. Enorgullezcamos todos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios