De un problema, una virtud. El colegio gaditano Safa Villoslada no ha visto impedimento ante la ausencia de capilla propia a la hora de celebrar las primeras comuniones en el propio centro de la Barriada de la Paz. Pese a no tener edificio religioso, lleva tres décadas celebrando esta iniciación religiosa de los alumnos en sus propias instalaciones. Comuniones al aire libre.

Precisamente ha sido este pasado domingo, el tercero del mes de mayo, cuando el Safa Villoslada ha celebrado sus primeras comuniones, en una actividad que el centro coordina con la parroquia de San Francisco Javier y con los responsables de Pastoral del propio colegio.

"En Safa Villoslada nada es imposible. Desde hace años, el detalle de no tener capilla no ha impedido realizar las comuniones en el centro", traslada el director del centro, Marco Antonio Huertas, que explica cómo el colegio se transforma "en una efímera capilla" para estas celebraciones, "consiguiendo crear un ambiente familiar y único en la ciudad".

Un momento de la Comunión celebrada este pasado domingo.

Es en la zona de aparcamiento y en los jardines del Safa Villoslada donde se celebran estas comuniones al aire libre, con el alumnado que va a recibir la Primera Comunión atravesando ese jardín hasta llegar al improvisado altar que se dispone y exorna bajo unos soportales, mientras los familiares e invitados utilizan el jardín como lugar desde el que seguir la celebración, que este año fue presidida por el jesuita Juan Ramón, de la comunidad de El Puerto de Santa María.

Los familiares e invitados, en el jardín del colegio Safa Villoslada.