Restan poco más de 24 horas para para visitar la aldea almonteña y que la Virgen del Rocío sea la que presida el altar principal. En la madrugada del domingo 1 al lunes 2 la imagen será retirada del culto público para que comience la intervención de la prestigiosa restauradora Fuensanta de la Paz, en un espacio habilitado dentro del mismo santuario. El simpecado de Almonte será el que ocupe el lugar del altar principal durante este periodo que se alargará de dos a tres meses, manteniéndose el horario habitual del Santuario y el calendario de cultos.

La Hermandad ha confirmado pocas informaciones sobre las intervenciones de la imagen, pero según se comentó en su momento, a finales de los 70 el restaurador de renombre Francisco Arquillo fue el encargado de supervisar el estado de la imagen y llevar a cabo su restauración, algo de lo que la hermandad no habló ni confirmó y que puede que fuera tan solo un rumor. En la sociedad de la comunicación y la inmediatez una noticia como esta no puede pasar desapercibida y aunque con una gran discreción en lo que respecta al tema, la Junta de Gobierno se ha pronunciado dejando clara la necesidad de la intervención.

Después de que las propias hermanas camaristas advirtiesen sobre su consternación debido al deterioro de la misma, no se dudó en ponerse manos a la obra siguiendo el objetivo de Padilla de cuidar el rico patrimonio de la Matriz. Comenzó con el paso procesional de la Virgen del Rocío que mostraba la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos, aligerando su peso y mejorando la seguridad de la imagen, con este nuevo objetivo, realizará un hito histórico siendo una de las restauraciones más esperadas.

Aunque no está claro cuál fue la última vez que la Virgen del Rocío fue restaurada, lo que sí se puede afirmar es que el pueblo de Almonte aceptó la decisión de la Junta en el cabildo extraordinario celebrado el pasado domingo 24 de septiembre en la parroquia de la Asunción, donde todos se volcaron con el objetivo de conservar a su patrona, que además arrastra miles de devotos cada año hasta su santuario y cuya relevancia ha quedado en evidencia.