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Cuando Marko Todorovic plantó al Unicaja

Marko Todorovic, ante Shermadini.

Marko Todorovic, ante Shermadini. / ACB Photo

Marko Todorovic es un factor x de la eliminatoria de semifinales de la Basketball Champions League que abordan Unicaja y UCAM Murcia este viernes. El montenegrino se incorporó en diciembre pasado para relevar al lesionado Birgander, ahora de vuelta al plantel de Sito Alonso. Uno de sus primeros partidos fue el que el Unicaja venció con comodidad en tierras pimentoneras en la primera vuelta de la ACB (ambos se verán las caras el siguiente sábado también en el Carpena). Entonces evidenció que su forma física era deficiente y que necesitaba un tiempo de acondicionamiento. Después ha sido jugador importantísimo para Alonso.

Todorovic (32 años, 2.08 metros) se ha convertido en el mejor jugador numéricamente del UCAM en la BCL. En sólo 20 minutos por partido, 13.3 puntos (65% en tiros de dos, 44% en triples y 75% en libres), 5.1 rebotes y 1.3 asistencias para 16.4 de valoración. En ACB, números algo ligeramente inferiores (10.8 puntos, 4.8 rebotes, 1.1 asistencias y 12.9 de valoración), buenos en cualquier caso. Había dudas acerca de la competitividad del pívot montenegrino, de si seguía enchufado para el primer nivel después de varias temporadas en China, desde 2019 a 2023 con un pequeño paréntesis en el Betis, del que se marchó cuando llegó una oferta del país asiático. Y las ha despejado completamente. Sigue siendo un jugador cupo interesante. Ha ido ganando rango de tiro, tiene una gran sensibilidad cerca del aro y mejorando en el pase. No es un prodigo de dureza, pero ha ido creciendo también ahí.

Formado en el Joventut (debutó con 18 años en ACB), Todorovic se fue al Barça dos temporadas y descolló en Bilbao cuando en el verano de 2015 estaba en el mercado con posibilidad de elegir. El Unicaja acometió su fichaje y las conversaciones estaban muy avanzadas, en proceso de intercambio de contratos. A mediados de julio, con todo acordado, llegó una oferta del Khimki y la película cambió. Los agentes de Todorovic pararon la operación y se fue a Rusia con un contrato por tres temporadas. Entre medias volvería para una cesión a Bilbao unos meses y también sonó con continuidad para vestir de verde, algo que nunca se produjo.

Había una intrahistoria curiosa detrás de ese fichaje frustrado. El Unicaja había roto relaciones con el agente Igor Crespo cuando en el verano de 2012 se marchó Álex Abrines a Barcelona. Dolió la marcha del joven mallorquín, aunque dejó un buen dinero y la posibilidad de fichar con la renuncia azulgrana al tanteo a Fran Vázquez. En ese momento, tres años después, se iban a reanudar con Todorovic, que era del gusto de Joan Plaza, técnico entonces. Pero el paréntesis se prolongó. No fue hasta tiempo después, con el fichaje de Tim Abromaitis, cuando el Unicaja volvió a fichar a un jugador de Igor Crespo, que ahora lleva los asuntos de Mario Saint-Supéry.

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