Entendimiento político. Bajo esta premisa inició ayer José Antonio Griñán su primer viaje oficial como presidente de la Junta de Andalucía, con Marruecos como lugar elegido. Hoy llegará la cita "más importante" del periplo, en palabras de Griñán, la inauguración de Expo Andalucía en Marruecos, donde desembarcarán en Casablanca 200 empresarios andaluces con el fin de incentivar la sinergia empresarial. En Rabat, primó la agenda institucional y se sucedieron las reuniones con las autoridades marroquíes. De repente, del guión prediseñado saltó como un resorte el conflicto saharaui.

No estaba previsto el pasado sábado, cuando en una reunión con socialistas y preguntado sobre si estaba dispuesto a poner sobre la mesa el espinoso tema en su primer viaje oficial, Griñán afirmó que él no era la autoridad adecuada para hacerlo, sino el presidente del Gobierno.

En suelo marroquí, la competencia varió. A petición de periodistas marroquíes tras un encuentros con el presidente de la Cámara de Representantes, Mustapha Mansouri, Griñán fue consultado y consideró "interesante" la propuesta a la que se aferra Marruecos de un plan de autonomía para las provincias del Sur -que descarta un referéndum-, señalando que países que conocen bien la zona "deben trabajar juntos en el seno de las Naciones Unidas para encontrar la solución apropiada a esta cuestión a través del diálogo", según reprodujo de inmediato la agencia de noticias oficial en Marruecos (MAP) en su versión en francés.

Sólo unas horas más tarde, el presidente andaluz se reunió con el primer ministro Abbas El Fassi y en una esperpéntica rueda de prensa posterior -comparecieron en un atril situado a pie de escaleras con los periodistas agolpados y un gato deambulando-, fue la autoridad marroquí quien confirmó que el contencioso había sido objeto tratado en la reunión. "El presidente Griñán ha demostrado grandes conocimientos sobre el proceso de descolonización y cómo Marruecos está avanzando en una solución que pasa por el plan de autonomía", afirmó El Fassi, para congratularse de un programa de "regionalización que deseamos extender a las otras 16 regiones del reino". "Si el presidente está orgulloso de su autonomía, también podemos en Marruecos", continuó El Fassi para decir que la solución "después de 30 años, no está en ver vencedores y vencidos, porque el 80% de la población ya es marroquí y más de 3.000 saharauis han vuelto al territorio".

Griñán no se refirió al conflicto en su intervención, donde volvió a glosar la necesidad de una cooperación con el "país vecino" en materia comercial o cultural, con un futuro en el que las empresas andaluzas pueden jugar un papel de "partenariado social", con fórmulas mixtas de cooperación en proyectos de agua, agrícolas o tecnología.

Preguntado por los periodistas por la espontánea entrada en la agenda del conflicto saharaui, inusual en anteriores visitas del presidente de la Junta a Marruecos, y por si ese apoyo expresado a periodistas marroquíes suponía una postura diferente a la cautelosa del Gobierno español, Griñán negó la mayor. Volvió a definir de "interesante" la propuesta siempre en el marco del diálogo en las Naciones Unidas. ¿Y quién ha sacado el tema?, insistió una periodista. "Conjuntamente", es decir, a la vez, afirmó Griñán para reiterar que mantiene la misma posición que el Gobierno.

La inmigración también se trató. Griñán dijo que "no hay relación que haya avanzado más en las relaciones de Marruecos con España" y se refirió al volumen de trabajadores marroquíes en Andalucía. Sorprendió cuando se le preguntó por la inmigración infantil. Griñán afirmó que no se había abordado pero que esa presencia migratoria ya no corresponde a Marruecos sino a otros países subsaharianos. El 90% de los menores inmigrantes acogidos por la Junta son sin embargo de nacionalidad marroquí, según han reiterado en numerosas ocasiones desde la Junta.

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