Betis Energía Plus-Palencia Baloncesto | La crónica

La senda ya está marcada (94-69)

  • El Betis barre desde la defensa al Palencia yendo de menos a más en un choque para enmarcar

  • Paso adelante del equipo como bloque

El bético Dee se va al suelo ante Vasturia.

El bético Dee se va al suelo ante Vasturia. / Víctor Rodríguez (Sevilla)

El Betis Energía Plus dio un golpe sobre la mesa. Un golpe al líder y se llevó otro golpe, de moral, barriendo al Palencia en un extraordinario encuentro en su fortín de San Pablo, donde firmó una inapaleble victoria, la sexta seguida, lo que hacía años que no se veía, por 94-69. Los más viejos del lugar echaron la vista atrás y casi se les saltaron las lágrimas. Esto es la LEB Oro, sí, pero el Betis es ahora un equipo de LEB Oro y un triunfo de esta índole hay que ponerlo en contexto y darle el valor que se merece.

Sólo hubo un conjunto en el segundo tiempo. El verdiblanco, que pasó por encima de un rival al que sacó del parqué desde una defensa sólida que lideraron Tunde y Pablo Almazán y el ataque coral de un grupo en el que todos suman por encima de las individualidades. Un equipo con todas las letras, después de temporadas en las que no lo hubo.

Tras el intercambio de golpes clásico del inicio, en lo que las defensas se ajustan apareció Vasturia para tirar del carro. Y no sólo con puntos, también asistiendo, reboteando y generando espacios para sus compañeros concentrando la atención de la defensa local. Con sus triples (3/4) en el primer cuarto, el conjunto castellano amenazó con romper el encuentro y con 11-21 en el marcador (tras un parcial de 2-11) Curro Segura reaccionó. El tiempo muerto les vino bien a sus jugadores, atascados en ataques y obcecados en lanzar desde más allá de la línea de los 6,75 metros, a veces sin ton ni son.

El Betis despertó por dentro, metiendo el balón para que Malmanis, Stainbrook y Bropleh metiesen a sus defensores hasta casi debajo de la canasta cuerpeando. A culazo limpio a veces. Un 8-0 y el golpe de rabia hispalense lo cortó Vasturia con otro triple, pero el cuadro verdiblanco se había metido ya en el encuentro de nuevo, a pesar de que por momentos los colegiados pudieron sacarlo con sus controvertidas decisiones. Una falta de ataque sobre Jordi Grimau muy protestada, una pelea subida de tono con Borg con manos saliendo por todos lados, Tunde y Stainbrook por los suelos..., y el final de todo fue una advertencia de técnica a un Segura que se calentaba por momentos.

Con Vasturia tomando aire en el banquillo, sufrió más el Palencia para encontrar el aro rival y del 4/8 en triples del primer cuarto llegó al descanso con 5/16. Un 1/8 en el segundo periodo (1/7 del Betis en el primer cuarto) que aprovechó el cuadro hispalense para abrir brecha enfundado en el mono de faena en defensa (sólo encajó 13 puntos en el segundo acto), de nuevo con Tunde en pista, y mirando a canasta desde cerca y olvidándose del triple, porque no entraba nada. Dani Rodríguez cerró el cuarto con un 2+1 que no le gustó nada a Alejandro Martínez, pues los suyos se fueron al vestuario siete abajo (44-37).

Lo mejor, sin embargo, estaba por llegar. Si antes la defensa permitió abrir una pequeña brecha, tras el asueto el Betis se sacó el martillo pilón con el que golpea a sus rivales cuando estos rotan. La calidad y el fondo de armario de los béticos, pese a la baja de Obi, que no jugó, y el bajo nivel de Marcius, que tras dos partidos sin pisar el parqué volvió a jugar aun estando fuera de ritmo de competición, marca diferencias en esta categoría. Con 53-48 una canasta de Stainbrook, muy activo y ganándole la partida siempre a Gustys, dio paso al festival de Dani Rodríguez, que con ocho puntos seguidos de todos los colores martilleó al rival para poner casi en un visto y no visto un 63-53 a la postre definitivo, pues fue el principio del fin de un Palencia que bajó los brazos y se entregó quedando todavía mucho por delante.

Hermanson cerró el tercer cuarto con un lejano triple sobre la bocina (70-56), pero su equipo estaba noqueado. Sobre la lona. Pablo Almazán, al que había que recuperar moralmente, abrió el cuarto con una canasta liberadora. Se vino arriba desde la defensa, peleando acada balón como si fuera el último. No había contrario. Secado Vasturia, que acabó los primeros 10 minutos con 13 puntos y finalizó el choque con 17, sólo Jordi Grimau sostenía a los suyos. Demasiado poco para el líder.

Los ataques rápidos que le gustan a Alejandro Martínez condenaron a los suyos, que tiraban siempre con algún oponente encima. Lluís Costa entraba como Pedro por su casa, Pablo Almazán no dejaba que los suyos bajasen el ritmo y hasta Marcius acabó anotando. Una fiesta en la que unos desprendían energía y los otros un alma derrotista inducida por el Betis –incluso extrañó–, que hizo que el marcador se agrandase en cada ataque y que todos los béticos anotasen en el partido hasa el 94-69 final que demuestra que ganar en San Pablo será complicado y que, definitivamente, el Betis ha aterrizado en la LEB Oro con una idea clara: el ascenso.

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