En mayo de 2008 se le heló la sonrisa al saber que Luis Aragonés, el mismo que lo había promovido en el Mallorca y en la selección, no contaba con él para la Eurocopa, pero un año después Albert Riera tuvo la revancha, porque en buena parte gracias a él España no extrañó el domingo a Iniesta.

"Esto me da muchísima confianza tras quedarme fuera de la lista de la Eurocopa. El volver con este seleccionador y saber que cuenta conmigo es una motivación extra, y por eso trato de hacerlo bien en el Liverpool, para que me siga llamando", afirmó el balear tras disputar su décimo partido con el combinado nacional. Riera se entendió a la perfección el domingo con Capdevila y Cesc para nutrir de goles a Fernando Torres y Villa. Su titularidad era una variante probable, pero nadie sabía cómo respondería ante el desafío de jugar desde el primer minuto en el debut de España.

El centrocampista respondió bien, muy bien. Convirtió la banda izquierda en una autopista sin peaje que siempre terminaba en el martirizado arquero kiwi Glen Moss. El mallorquín asumió el desafío con la misma mentalidad con que decidió abandonar el Girondins. El de Manacor terminó en el Espanyol, donde su relación con la afición fue difícil, pese a haber rendido en muchas fases a gran nivel. Se fue luego al Manchester City, volvió al Espanyol en 2006 y al final, un año atrás, pudo dar el salto al spanish Liverpool. Riera, de 27 años, señala que no es sustituto de nadie, ni siquiera de Iniesta, el jugador español del momento: "Los periodistas me preguntaron si estaba para sustituirle. Yo dije que no vengo a suplir a nadie, sino a sumar para hacerlo bien y que España gane esta Copa. Se ha demostrado que en España sale uno, entra otro y lo sigue haciendo igual de bien".

Riera ríe cuando se le pregunta si se está situando como el segundo deportista más famoso de Manacor, la localidad en la que nació Rafa Nadal, número uno del tenis mundial: "No soy el segundo, pero la verdad que Manacor está sacando buenos deportistas".

La seriedad vuelve cuando se le dice que Vicente del Bosque podría probar otras variantes mañana ante Iraq y el sábado, frente a Suráfrica: "Aquí estamos 23. Todo el mundo quiere jugar, yo el primero, pero tenemos partido cada tres días. Habrá que rotar un poquito, ya que sólo pueden salir de inicio 11".

Porque eso es lo que quiere Riera: ganar el 28 de este mes la final de la Copa Confederaciones. Y estar en el Mundial, claro, para no verlo por televisión como le sucedió con la Eurocopa: "Ahí queremos estar todos".