Nueva exposición en el CAAC: Una rompedora visión de la cultura gitana
Arte
El CAAC inaugura la muestra 'Remenbranza y resignificación', la primera exposición individual en España de la artista polaca Malgorzata Mirga-Tas, cuyo discurso propone una reivindicación de la cultura romaní y cuestiona los prejuicios que sobre ella recaen
Una mala semana para la cultura (tal como la conocíamos)
En los altos muros de la iglesia del antiguo monasterio de la Cartuja observamos un monumental tapiz que cubre las paredes. La obra lleva por título Re-encantando el mundo y es una de las propuestas que constituyen la exposición Remenbranza y resignificación, de la artista, docente y activista romaní Malgorzata Mirga-Tas (Polonia, 1978). La muestra –primera vez que Mirga-Tas expone en solitario en España- está desbordada discurso. De discurso contra el estigma que tanto ha sufrido, y aún sufre, el pueblo gitano. De discurso feminista, destacando en el papel de la mujer en la historia de Europa y, por supuesto, en la cultura romaní. De un discurso que apela a la idea de comunidad, a la integración, a la memoria de los que nos han precedido y cuestiona la imagen –tópica y desafortunada- con la que describimos a la etnia gitana.
La exposición Remenbranza y resignifcación podrá visitarse hasta el 31 de marzo del próximo año y se articula sobre tres ejes principales y otros tres subyacentes. Aunque ambas partes coinciden en ofrecer, además de la belleza estética, una iconografía de connotaciones subversivas. Porque esta muestra no se limita a un contenido decorativo, pues procura transmitir un mensaje de carácter político. Ya sea a través de la representación de acontecimientos históricos protagonizados por el pueblo gitano o del relato personal de los romaníes. Impresiona y conmueve la historia de los 29 romaníes asesinados por los nazis en Borzęcin Dolny, una localidad situada al este de Cracovia.
Malgorzata Mirga-Tas elabora en esta exposición toda una visión, rompedora, acerca de la cultura gitana. Siempre renombrando lo sustantivo, es decir, dotando de nuevo contenido a la identidad, la procedencia, los orígenes. Lo primero que nos define. El núcleo de todo cuanto somos. Así lo vemos en la ya citada obra Re-encantando el mundo, la cual se divide en tres niveles horizontales, separados, en lo vertical, por unas pilastras confeccionadas, igualmente, con tejidos. En el piso inferior de este monumento textil contemplamos escenas de la vida cotidiana de Czarna Góra, ciudad natal de la artista. Es el homenaje a la intrahistoria de los romaníes, protagonizada, eso sí, por mujeres, y subrayando, sutilmente, la importancia de hacer comunidad, de cuidar lo que a todos nos pertenece, lo colectivo. En todas estas actividades laboriosas, rutinarias, en principio intrascendentes. En el segundo piso, intermedio, Mirga-Tas recuerda a las mujeres que le precedieron y que fueron importantes en su vida y para su obra. Al tiempo que introduce una serie de elementos que evocan las cartas del tarot y símbolos de la astrología. La mujer aquí adquiere una dimensión terrenal, pero también mágica, astral. Por último, el tercer piso, que corona el tapiz, representa los orígenes de la comunidad romaní en Europa, esas dos culturas que por primera vez se encontraban.
Destaca en esta muestra las tres obras que se hallan en la sacristía del antiguo monasterio, donde en su día se ubicaron los tres cuadros de Zurbarán –hoy en el Museo de Bellas Artes de Sevilla-. Decorados por las molduras que tallara Pedro Roldán, vemos a tres mujeres gitanas, de diferentes épocas: Juana Vargas de las Heras, “la Macarrona”, Herminia Borja y Catalina Rubio y Manuela Carrasco. De nuevo Mirga-Tas nos trae protagonistas cuyas vidas están condicionadas con su clase social, por su raza o por su sexo. “Hay también aquí una relación entre los cuadros de Zurbarán, que retratan el silencio, la actividad silenciosa, y estas mujeres gitanas, también silenciadas”, apunta Juan Antonio Álvarez Reyes, director del CAAC y comisario de la muestra.
Conceder voz a la minoría, para que estas hablen y contribuyan a enriquecer la larga conversación de nuestra cultura y nuestra historia. Es la intención que une, e hilvana, claro, las obras de la artista polaca Malgorzata Mirga-Tas. Y así se concluye al leer el magistral ensayo que el historiador del arte Miguel Ángel Vargas ha preparado para esta exposición. Un ensayo que es un preciso compendio sobre la creación artística de los gitanos. Y con el que comprendemos el alcance del significado de las “historias otras”, interludios de la exposición, materializados en biombos y pequeñas capillas, con los que Mirga-Tas va encadenando, en diferentes salas, los tres proyectos principales de su trabajo.
Remenbranza y resignificación concluye en el refectorio del monasterio. En este lugar se ubican tres casas de madera revestidas, en sus techos, por telas que recuerdan a la técnica del patchwork y en las que vemos animales, gallos, caballos. Estas casas tratan de ser el símbolo de la vida diaria de los romaníes. El hogar donde se cobija toda una cultura. Y a su vez un inteligente escenario para hablar de cultura, pues esta sirve, ante todo, de cobijo.
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