Seducción sonora de Polonia
ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA | CRÍTICA

La ficha
*****Programa: Obras de P. Torri, G. Ph. Telemann, A. Caldara, G. F. Haendel y L. Vinci. Mezzosoprano: Dorota Szczepanska. Directora: Martyna Pastuszka. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Jueves, 24 de abril. Aforo: Casi lleno
Las vicisitudes pasadas por Polonia (en realidad la Confederación Polonia-Lituania) desde finales del siglo XVII y a lo largo del XVIII por las presiones anexionistas de Rusia, Suecia, Dinamarca y Austria, crearon en la cultura europea de la época una corriente de interés hacia aquellas tierras. Interés que en lo musical se materializó en la aparición de melodías y ritmos polacos, con la polonesa como cabeza de cartel. A esta seducción por la música y la historia polacas estaba dedicado este concierto, con directora y solista también polacas.
Como en sus comparecencias anteriores con la OBS, Martyna Pastuszka mostró ser una directora enérgica, que se gusta en los contrastes dinámicos, que imprime a la orquesta un continuo oleaje de acentuaciones y de matices y que no rehuye hacer que los arcos golpeen con violencia las cuedas. Y todo ello en aras de la teatralidad innata a la música barroca, máxime cuando, como en el bello concierto Polonois de Telemann, esos contrastes, esos cambios de ritmo, esas síncopas, esos acelerones y ese deje lánguido con el que se arrastran algunas frases están pidiendo a gritos una dirección acorde. Ni que decir tiene que la OBS respondió con el empaste y el color de sus mejores galas, con precisión militar y con un continuo lleno de color y de brillo que en esta ocasión se beneficiaba de la presencia en el archilaúd de Miguel Rincón en competencia imaginativa con Mercedes Ruiz y Alejandro Casal. Como violinista, Pastuszka exhibe, como era de esperar, un sonido potente, denso, oscuro, con precisión tonal y amplio vuelo de agilidades y ornamentaciones. Es una buena noticia el que vaya a ser en la próxima temporada de la OBS la principal directora invitada.
También la ópera barroca cultivó argumentos y personajes polacos. Una pequeña muestra fueron las arias cantadas por Szczepanska, mezzo lírica de bello tiembre y de enorme sensibilidad en el fraseo, tanto en arias patéticas (maravilloso su fraseo en "Tu mi tradisti") como en las di furore (tremenda en "Ama chi t'odia"), con gran transmisión emocional. Hubo bellos y delicados trinos en "Aveva l'idol mio" y largas vocalizaciones muy bien ensambladas en tiradas en "Sapesti lusinghier".
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