Análisis

El Betis, del amargor en el derbi a la ilusión por la Copa

  • El conjunto de Pellegrini, desconocido en Nervión, pasa página y se centra en el encuentro ante el Rayo Vallecano en pos de volver a disputar una final 17 años después

Los jugadores del Betis se despiden de los aficionados verdiblancos que estuvieron presentes en el derbi del pasado domingo.

Los jugadores del Betis se despiden de los aficionados verdiblancos que estuvieron presentes en el derbi del pasado domingo. / José Manuel Vidal / Efe

Montaña rusa de sensaciones la que dejó en el Betis el día después del derbi, con el amargor por la forma en la que perdió el pasado domingo y a la vez la ilusión de tener muy cerca la oportunidad de jugar otra final de la Copa del Rey 17 años después.

Un choque vital el próximo jueves que –es lógico que el conjunto verdiblanco lo tenga en la mente desde hace tiempo– no justifica cómo el Sevilla lo pasó por encima en una primera parte que provocó sonrojo en el aficionado bético. Porque más allá del resultado, lo peor fue la imagen, con una puesta en escena de los verdiblancos muy pobre, más propia del Betis de otras épocas y que también más recientemente se vio en el derbi liguero de la primera vuelta en el Benito Villamarín. Muy al contrario que en el derbi de Copa, donde sí se vio un Betis intenso y fuerte.

Más allá de la derrota, la imagen del primer tiempo en el derbi provocó sonrojo en el aficionado bético

No obstante, el análisis del Betis en los derbis requiere también un enfoque histórico que dejan bien claro, pues así lo indican los números, una cuestión: al Betis le cuesta saber jugar este tipo de partidos. Y sobre todo, cuando tiene que visitar el Ramón Sánchez-Pizjuán, donde ha disputado, contando el del pasado domingo, 51 derbis en Primera División, con un balance de 12 victorias, 6 empates y 33 derrotas. Sin duda, unos números que invitan a una profunda reflexión en Heliópolis en cuanto a la necesidad de un cambio de mentalidad para saber afrontar, jugar y ganar este tipo de encuentros de la máxima rivalidad.

La puesta en escena del Betis no pudo ser peor. Sin chispa, sin intensidad ni rebeldía (salvo Canales y el amor propio que mostraron Joaquín y Ruibal), el conjunto verdiblanco fue pasado por encima por su rival. Ni con el 1-0 ni tras el 2-0, el equipo de Pellegrini apareció sobre el campo: sin control de la pelota, con balones en largo a ninguna parte buscando a Borja Iglesias, con las disputas siempre ganadas por el rival, con una defensa blanda, con Pellegrini errando con el cambio de portero…

La importancia del partido del jueves no es excusa para la pésima puesta en escena bética en Nervión

Ni rastro de las señas de identidad de un Betis que recordó al de otros tiempos oscuros, y que también mostró síntomas evidentes de falta de chispa en futbolistas importantes que empiezan a notar la acumulación de partidos. En el segundo tiempo, el Sevilla dio un paso atrás y se dedicó a jugar con su ventaja, que sólo estuvo en peligro real tras el tanto de Canales, pues el empate siempre estuvo lejos ante la falta de eficacia. Incluso, hasta acciones como la cartulina roja que pudo ver Acuña acabaron en efervescencia fruto de lo que estaba siendo la imagen del Betis en ese primer tiempo del derbi.

También evidenció el Betis en el derbi algunas cuestiones en cuanto a la hoja de ruta futbolística de sus últimos años, con la necesidad de firmar jugadores de calidad física, cancheros, que sepan ir al choque, que se crezcan en la disputa, con carácter y rebeldía cuando el ambiente es caliente en contra... porque el fútbol no sólo es tocar el balón y tener verticalidad, también abarca otras facetas en determinados partidos calientes.

El Betis requería de algún refuerzo y se tapó todo con renovaciones que se podían anunciar en otros meses

También cabe en el análisis lo bien que le hubiera venido a Manuel Pellegrini algún refuerzo en un mercado invernal, en Heliópolis, discretísimo, que se ha tapado con renovaciones que bien se podrían haber realizado en cualquier otro mes. Esto deja sin duda deberes para el verano.

Pero ahora no es momento para lamentaciones. Pellegrini y sus jugadores han demostrado que son capaces de levantarse tras un golpe duro y al contrario que en otras temporadas, en las que el Betis jugaba tres competiciones y se caía, en la actual es tercero en Liga y está a las puertas de lograr el pase a una final de Copa.

Pellegrini y sus jugadores han demostrado capacidad de sobra para levantarse de duros golpes sufridos

El cambio de mentalidad introducido por el chileno en el plantel, principal artífice de la transformación del Betis en las dos campañas que lleva en Heliópolis y pese al borrón del pasado domingo, es clave en el caminar del Betis actual, de ahí que tanto el Ingeniero como sus pupilos tengan la máxima confianza por parte de una parroquia verdiblanca que llenará el jueves el Benito Villamarín en pos de ayudar al máximo a su equipo a dar el último paso para poder disputar esa final de la Copa del Rey el próximo 23 de abril en el Estadio de La Cartuja.

Y para ello, el Betis, tras una intensa jornada de reflexión de ayer en la sesión matinal a puerta cerrada en la ciudad deportiva, deberá recuperar sus señas de identidad y jugar con la máxima intensidad y tensión competitiva posible, al menos, la que le faltó, sobre todo, en esa primera parte del derbi. Un derbi con sabor amargo para el bético, que ya pasa página mirando a la cita del jueves. De momento, la cita de la temporada para un Betis ilusionado al máximo con jugar la final de Copa. El momento de soñar con otra gesta.

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