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Las temperaturas han subido hasta un punto en el que obligan a tomar precauciones más propias del verano. Con el mercurio rozando los 40 grados, el riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta, más aún en estos momentos, en los que el calor sofocante se acentúa en las aglomeraciones propias de la Feria de Abril.
Los golpes de calor pueden darse cuando se está en un lugar caluroso demasiado tiempo, por lo que en estos días en los que el termómetro ha subido varios grados, acercándose a los 40, aumenta el riesgo de sufrir uno. En cuanto a sus síntomas, encontramos cambios en el estado, como empezar a sentir agitación o confusión, además de sudar de manera excesiva, tener un pulso acelerado y que la piel se ponga enrojecida o seca. Otras señales de este trastorno que ocasiona un exceso de calor en el cuerpo son el dolor de cabeza, la fiebre o las convulsiones.
Si crees que una persona puede estar padeciendo un golpe de calor, lo primero que hay que hacer es avisar a los servicios de emergencia e intentar alejarla del calor, además de tratar de refrescarla.
Algunos ejemplos para conseguir esto último son mojar a la persona con agua fresca, utilizando una esponja o, si es posible, dándole una ducha fría. Colocar toallas humedecidas con agua fría en zonas como las axilas, el cuello o la ingle es otra acción recomendable.
Si la persona está consciente, es aconsejable ofrecerle una bebida fría, ya sea agua o un refresco deportivo rico en electrolitos. No se recomienda que quien ha sufrido el golpe de calor ingiera bebidas con alcohol o cafeína.
La duración de los golpes de calor no suele ser mayor a las seis horas, aunque pueden causar problemas de salud si no se tratan, por lo que el aviso a los servicios de emergencia debe ser el primer paso cuando una persona sufre uno.
Para prevenir un golpe de calor, la principal recomendación es evitar largas exposiciones en lugares donde la temperatura sea muy alta, además de llevar ropa ligera, tomar mucha agua y evitar las comidas pesadas que provoquen una difícil digestión, pues estas hacen que aumente nuestra temperatura interna.
Por lo que en estos días debemos buscar más que nunca las sombras e intentar estar en lugares que cuenten con aire acondicionado, además de vestir con colores claros, cubrirnos la cabeza con sombreros o gorros y no realizar ninguna actividad física en las horas de mayor exposición del sol.
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