Las bandas de música que acompañan a las cofradías de Sevilla

La música de procesión ha evolucionado hasta convertirse en un fenómeno de masas en la Semana Santa actual

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Las Tres Caídas se prepara para intepretar 'Silencio Blanco' mientras sale el misterio de la Amargura
Las Tres Caídas se prepara para intepretar 'Silencio Blanco' mientras sale el misterio de la Amargura / Víctor Rodríguez

Existe un complemento esencial en la Semana Santa de Sevilla que, en el último medio siglo, ha crecido de manera exponencial hasta convertirse en uno de sus más reconocidos embajadores. La creciente profesionalización, el predicamento y el seguimiento entre los más jóvenes, el acercamiento de artistas de primer nivel y el crecimiento académico de sus integrantes sitúan a las bandas de música en un primer orden en esta fiesta, irguiéndose como instituciones con miles de melómanos en todo el país.

Las bandas de música son un ingrediente más (obviando el debate generado en los últimos tiempos sobre el especial e indiscutible protagonismo que está alcanzando en muchas esferas) de la Semana Santa, y se configuran en su raíz como acompañamientos musicales para los pasos procesionales. Extraño es el caso en que ya una banda disponga de menos de 70-80 componentes, superando máximos de hasta 160 en algunos casos. Dotan a la cofradía de personalidad y le imprimen sellos propios a cada paso.

Aunque hay muchas hermandades que, por el contrario, discurren en el más absoluto de los silencios (Gran Poder, Calvario, etc), la mayoría cuentan con algún tipo de acompañamiento. Son tres los estilos mayoritarios: cornetas y tambores y agrupación musical (para pasos de Cristo) y bandas de música (para pasos de palio o dolorosas, y excepciones como el Cachorro). Antaño era habitual que estas últimas, las más antiguas, acompañasen a los misterios e imágenes cristíferas, el nacimiento y proliferación de las cornetas (genuinamente malagueñas) y las agrupaciones (netamente sevillanas) han ido ganando terreno y asentándose en las últimas cuatro décadas.

Resultaría extenso detenerse en los orígenes de las bandas y las formaciones musicales, pero prácticamente desde hace siglos existen los acompañamientos para los pasos de procesión. Del siglo XVIII datan las famosas Saetas del Silencio, piezas para trío de capilla (oboe, fagot y clarinete, también habituales en algunas cofradías), o los primitivos ministriles medievales, y a mediados del XIX se funda la institución musical civil más antigua desde que se tienen registros, como es la Banda Municipal de Sevilla. Y acuñamos el término civil porque hasta finales de la centuria decimonónica y parte del XX los pasos iban acompañados por regimientos militares que interpretaban composiciones de tipo marcial.

Sin embargo, desde que Rafael Cebreros compone su marcha para La Quinta Angustia (presumiblemente la más antigua documentada), comienza una época dorada de la marcha procesional que va evolucionando con el tiempo y con sus diferentes autores: la familia de los Font, Manuel López Farfán, Ricardo Dorado, Germán Álvarez-Beigbeder, Manuel Borrego y más recientemente Gámez Laserna, Pedro Morales o Pedro Braña, hasta alcanzar la actualidad con nombres como Abel Moreno, David Hurtado o Cristóbal López Gándara. En este tramo se fundan numerosas bandas que hoy acompañan a nuestros palios: Tejera, la Oliva y el Carmen de Salteras, las Nieves de Olivares, la Cruz Roja, la Puebla del Río y otras tantas que forman parte de la banda sonora de la fiesta.

Bandas de 'Cristo'

En el caso de las bandas de Cristo, las cornetas son importadas desde Málaga en la figura de Alberto Escámez, que hereda el estilo de la Policía Armada y compone las primeras marchas clásicas de cornetas. A finales de los años setenta y principios de los ochenta se produce la eclosión de las bandas de cornetas sevillanas, como las Tres Caídas, el Sol y las Cigarreras, que son emblemas de nuestra ciudad, añadiendo el caso singular de la Centuria Romana, que pertenece a la Macarena desde hace siglos y es el acompañamiento más longevo de la Semana Santa. Infinidad de autores han compuesto marchas de procesión para este género, que ha ido evolucionando hasta llenar teatros y crear un estilo que trasciende más allá de su propia raíz religiosa, llevando la Semana Santa por bandera.

En el caso de las agrupaciones, este género se idea esencialmente en Sevilla, tomando como ejemplo el estilo de la Guardia Civil del cuartel de Eritaña. El género lo explota y convierte en santo y seña la Agrupación de Santa María Magdalena, de Arahal, con más de sesenta años de historia y de la que beben todas las demás: Virgen de los Reyes, Redención o Encarnación, de incontestable calidad y predicamento. Marchas como Virgen de las Angustias, Puente de San Bernardo o Alma De Dios han traspasado fronteras y creado una impronta única que ha ido igualmente evolucionando con nuevas melodías y nuevos ritmos.

Por último, destacar el aperturismo reciente de las hermandades para contratar bandas de otros puntos de Andalucía, con sobrada calidad para interpretar sus marchas en la capital, como Rosario de Cádiz (que se ha convertido en banda sonora del turismo andaluz), Pasión de Linares, Lágrimas De San Fernando o el Paso y la Esperanza de Málaga. También hay otros acompañamientos musicales en la Semana Santa, como grupos corales o escolanías de niños cantores.

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