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Metrópolis | Calle Teodosio

Un mar de gente que desemboca en un río

  • No es muy larga, pero no tiene fin porque serpentea como un Mekong urbano. En esta calle con nombre de emperador romano lo más imperial es el palacio del virrey Bucarelli. Une Baños con Guadalquivir y acogió la sede del Pecé.

Cipreses y una palmera mutilada por el picudo rojo en el patio del palacio de los Bucarelli.

Cipreses y una palmera mutilada por el picudo rojo en el patio del palacio de los Bucarelli. / Juan Carlos Vázquez

LA calle Teodosio desemboca en Guadalquivir, Cazorla al revés, Mekong urbano, metáfora de una arteria que se estrecha y se ensancha, se abre y cierra por un visor de esquinas y casapuertas. En los planos de las ciudades, las calles parecen ríos y la analogía es redonda y redundante: de Baños a Guadalquivir. La recorremos en sentido inverso a su numeración, hasta donde la misma vía pasa a denominarse Jesús de la Vera-Cruz, que así prosigue hasta dar con Alfonso XII justo donde se encuentra la casa catalogada que diseñó Aníbal González.

El Palacio Bucarelli es el edificio más singular de la calle. Acoge la historia de uno de los personajes más relevantes de la ciudad. Con el protagonismo que tuvo Sevilla en el descubrimiento de América y en su presencia en el continente, incluido el monopolio del comercio marítimo, Manuel Ravina, director del Archivo de Indias, cuenta que Antonio María de Bucareli y Ursúa (Sevilla, 1717, año que la Casa de la Contratación pasa de Sevilla a Cádiz-México, 1779) fue el único virrey sevillano en un continente que nunca visitaron los reyes.

“Durante su mandato, por sus numerosas mejoras civiles, administrativas, urbanísticas, educativas y sanitarias, le fue concedida una bahía”, se lee en el patio de lo que fue Colegio Julio César y desde hace unos meses acoge catorce apartamentos turísticos “con servicios de hotel”, en palabras de Constanza Domínguez, mánager del establecimiento.

El artífice de la transformación de este espacio fue don Nicolás, conocido como “el padre de los Pobres” por su generosidad en una época en la que “la ciudad se volvió gris, asolada por la hambruna y la pobreza tras el paso de la peste”. Como curiosidad, este personaje fue enterrado en la Capilla del Rosario de Regina, ya desaparecida, de la que procedía la reja de la Puerta del Príncipe de la Maestranza que abren para reconocer las apoteosis taurinas en el arte de Micenas.

Las obras para el Colegio Julio César se iniciaron en 1982. El año del Mundial, de la visita del Papa y del triunfo de Felipe González en las elecciones generales. “El PSOE tenía un sentido de más apertura con la educación concertada, con Rodríguez Almodóvar como delegado”, recuerda Joaquín Egea, su primero director, hasta que en 1998 tomó las riendas su hermano Antonio. Tuvieron que reconvertir en colegio las instalaciones de Semengar (Sebastián Mendoza García, empresario textil), ubicando la biblioteca en la zona que utilizaban para las pruebas de modelos.

En plena Expo se inauguró un conjunto de cuarenta viviendas en un conjunto rehabilitado como corrala por Antonio González Cordón. Una de las vecinas es la periodista Sandra Camps, de Radio Nacional de España. Nacida en Barcelona, el trabajo la devolvió a la tierra materna. “Mi madre nació en Córdoba pero es originaria de Martos, en Jaén”. Manuel, nacido en Constantina, trabaja en mantenimiento en este edificio donde vivió Tom Martín Benítez, la voz de las mañanas de Canal Sur Radio. En esta calle residieron los también periodistas Mercedes de Pablos, directora del Centro de Estudios Andaluces, y Ezequiel Martínez, que presentó Tierra y Mar.

El antiguo palacio acoge apartamentos turísticos, la vivienda de los herederos del virrey y una zona para celebraciones, bodas de enjundia y rigodón. La visión desde lejos del palacio le hizo a Romero Murube llamar a Teodosio “calle sin pareja en el mundo”. Dos cipreses conviven con una palmera mocha por los estragos del picudo rojo.

Teodosio fue emperador de Roma entre los años 379 y 395. Con menos literatura que Trajano y su sobrino Adriano, se supone que nació en Itálica, hijo de un militar romano al que acompañó en la campaña de Britania. Fue el último emperador que gobernó sobre todo el mundo romano. En las vísperas de la decadencia.

La calle que lleva su nombre es como su vida, un viaje desde Itálica hasta Constantinopla, donde moran sus restos. Calle mágica, con requiebros y misterios. La empresa Dalí, fachadas y permeabilizaciones, Trabajos Verticales, colocó un cartel en la liliputiense calle Dalía. En Santa Clara pasa a llamarse Hombre de Piedra, que es lo que parece, un hombre de piedra, la torre de San Lorenzo vista desde el rincón palaciego. La calle se estrecha en Pascual de Gayangos y desde allí el palacio del virrey, con la escala juanrramoniana de su iglesia de Moguer, parece un hórreo.

Colegio Julio César en la calle Teodosio. Dos emperadores. Es perpendicular a Alcoy, un encuentro que suena a esas guerras púnicas entre romanos y cartagineses en las que pasó “lo de siempre” en el poema de Lorca. La Abacería de San Lorenzo está situada, según su propietario, Ramón López de Tejada, en “la casa más antigua de la calle”. El torreón está protegido. El propio negocio es un Lego, un Frankestein, un tren de caldos y viandas que fue añadiendo vagones.

La génesis del negocio en 1995 fue la zona del mostrador, espacio que había sido escuela de doblaje de cine y televisión. El primer salón fue frutería y tienda de comestibles. En 2000 incorporan la actual panadería, antaño lechería y antes imprenta, “en ese cuchitril una imprenta”. Panes sin faltas de ortografía. El local se completó con la trastienda, que fue pescadería y frutería. “Sólo faltó una carnicería”. En el corazón de la ciudad, todo huele a pueblo. Teleras de La Algaba de Burguillos, mosto de Corteconcepción. Aires de primavera eterna, foto de la plaza de San Lorenzo que hizo Antonio Errazquin y cada año llevan a la Feria los socios de la tertulia El Homenaje que nació en 1985 en casa Ricardo y lograron después de treinta años de espera caseta en la calle Antonio Bienvenida.

“Lo que más llama la atención en esta calle es la cantidad de casas que están en venta”, dice Ramón. Abundan los carteles. Venta de casas antiguas y de futuras viviendas, como las ocho que se construyen en Teodosio, 87, obra que complica el aparcamiento en uno de los tramos de la calle. El número 56 es el bar La Lola; el 58, una casa particular con un San José de cerámica en el balcón; el 60 fue la sede del Partido Comunista, hoy casa de okupas. Ecos del Pecé en otra campaña electoral, autonómicas del 86, cuando Anguita, califa del Guadalquivir, concurrió como candidato a la presidencia de la Junta.

Morriña comunista en los pares y en los impares, en la Abacería, la Tertulia de los Genoveses, que debe su nombre a la madrileña calle Génova donde está la sede del PP. Extraña vecindad ideológico que recuerda la foto de Fraga y Carrillo en el Club Siglo XXI o la pinza de Arenas y Rejón que llevó al alcalde de Bollullos del Condado a la presidencia del Parlamento Andaluz y a Manuel Chaves, virrey de San Telmo, al exilio en un piso de León XIII.

La lluvia le da un aire parisino a la calle. Teodosio se pone la Pajarita en la calle Baños y Dalí pinta con bigotes icónicos las fachadas próximas al palacio del virrey. Sandra se va en busca de la noticia. Un cliente llega a los apartamentos. “Soy diplomático, vivo en París”, le dice el viajero a Constanza Domínguez.

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