Euro..."descontrol": Europa deja en evidencia sus flaquezas
Europa ha demostrado, una vez más, que es incapaz de gestionar al unísono, de manera coordinada, sus problemas internos.
Seis días después del mayor caos aéreo vivido en Europa por la nube de ceniza volcánica procedente de Islandia, toca hacer balance: siete millones de pasajeros afectados, 20.000 vuelos cancelados, 180 millones de euros diarios en pérdidas, lo que supone el mayor impacto negativo en la aviación europea desde los atentados de 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Europa ha demostrado, una vez más, que es incapaz de gestionar al unísono, de manera coordinada, sus problemas internos.
El cierre del espacio aéreo europeo, propuesto por la agencia europea de control de la seguridad en la aviación (Eurocontrol), desde el primer día de la crisis (el jueves pasado), por cuestiones "de seguridad", fue el primer detonante de una decisión que ha tenido gravísimas consecuencias para la economía del Viejo Continente y que ahora está siendo cuestionada.
"Ya hemos ido lo suficientemente lejos en esta crisis para expresar nuestra insatisfacción sobre cómo la han manejado los gobiernos, sin análisis de los riesgos, sin consultas, sin coordinación, y sin liderazgo", asegura el director general de la asociación internacional del transporte aéreo (IATA), Giovanni Bisignani.
Y es que, desde el primer momento, los ciudadanos europeos han tenido la sensación de que existía un gran "Euro-descontrol" en lugar de todo lo contrario. Todo ha sido bastante improvisado.
La primera muestra de insatisfacción y el primer cuestionamiento abierto de las medidas propuestas provino el pasado fin de semana de la compañía holandesa de bandera KLM, a la que después se sumó la germana Lufthansa: sus aparatos Boeing 737 y Airbus A-320 (con los que se cubren rutas de medio alcance, en torno a los 1.800 kilómetros sin escalas; por ejemplo un vuelo Londres-Madrid) no habían detectado problemas en las turbinas.
Tras el éxito del "experimento", también la británica British Airways y la francesa Air France siguieron el ejemplo, sin detectar fallos. Pocas horas después se sumaban muchas más compañías, con la misma versión: "no problem".
El espacio aéreo europeo, con su elevado grado de congestión de rutas (parece como un gigantesco hormiguero en el cual las aeronaves se desplazan como veloces insectos), es soberanía nacional de cada Estado miembro. Consecuencia: hay 27 "espacios aéreos", tantos como socios cuenta la Unión Europea.
Uno de los expertos de la Comisión Europea en la materia, Peter Ramsauer, lo admitía abiertamente: "Nosotros no somos Estados Unidos". Europa -definitivamente- no es Estados Unidos, donde -de manera discrecional y en función de las condiciones atmosféricas- cada compañía, e incluso cada piloto, puede tomar una decisión individual de despegar o no con su nave.
Otra muestra más de la "cacofonía aérea" de Europa fue, este lunes, la versión del piloto de un caza F-16 de la OTAN, quien afirmó -y mostró fotografías- de cómo los reactores de su aparato había padecido un fenómeno de "vitrificación", en definitiva, les había entrado ceniza volcánica. Uno de los funcionarios de la alianza atlántica lanzó entonces el siguiente mensaje de alarma: "Esto demuestra que estamos ante una situación grave. La seguridad de las misiones de la OTAN está comprometida".
Otro dato grave de toda la crisis aérea es que los ministros de Transporte de la UE hayan tardado cinco días en tomar medidas y reunirse, por videoconferencia. Para "tomar medidas", como la suavización de las restricciones al tráfico aéreo, Europa se ha permitido cinco días de caos, a ver si "la nube" se movía un poco.
Tanta fue la exasperación de los científicos alemanes que incluso llegaron a proponer el lanzamiento, desde una base alemana, de un globo-sonda para medir el impacto real de la nube de ceniza y su densidad. Los alemanes incluso llevaron a cabo mediciones con láser desde tierra para comprobar la gravedad del fenómeno.
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