Algo más que un manto

El estreno del nuevo manto del Rocío consolida el auge de esta cofradía. En los últimos 20 años casi ha triplicado el número de nazarenos, aunque tuvo unos comienzos difíciles.

La Virgen del Rocio, en su paso de palio, con el nuevo manto bordado que estrena hoy.
La Virgen del Rocio, en su paso de palio, con el nuevo manto bordado que estrena hoy.
José Joaquín León

21 de marzo 2016 - 06:01

LA Virgen del Rocío lucirá hoy un manto nuevo, bordado por el taller de Santa Bárbara. Está considerado como el gran estreno de la Semana Santa de este año. Se ha resaltado que esta cofradía (a la que se ha conocido como el Rocío, el Beso de Judas y la Redención) es una de las que está de moda. Es la que ha tenido un mayor aumento proporcional de hermanos y nazarenos en las dos últimas décadas. Su hermano mayor, José Antonio Moncayo, ha destacado que actualmente un 70% de los hermanos son menores de 25 años.

Las cifras son apabullantes, porque en 1995 tenía 850 hermanos, de los que ha pasado a 3.900. El número de nazarenos entonces estaba en torno a 500, mientras que este Lunes Santo saldrán unos 1.300. Casi se han triplicado. Si la comparamos con las demás cofradías del Lunes Santo, vemos que la Redención, San Gonzalo y Santa Marta han multiplicado sus nazarenos, mientras que otras cofradías de barrios, como Santa Genoveva y la del Polígono de San Pablo, han aminorado su crecimiento. Las cuatro últimas del día (Vera Cruz, las Penas, las Aguas y el Museo) son céntricas y han crecido también en las dos últimas décadas, pero no a ese ritmo.

Cuando se fundó, en 1955, en la iglesia de Santa María la Blanca, esta cofradía se encontró con muchos inconvenientes. En el grupo fundador estaba el sacerdote Eugenio Hernández Bastos, así como conocidos cofrades, entre ellos Juan Carrero Rodríguez, quien recordaba los problemas que surgieron. El padre José Sebastián y Bandarán, Joaquín Romero Murube y Luis Ortiz Muñoz escribieron artículos en contra de que se aprobara, ya que no eran partidarios de nuevas cofradías. Además, en las primeras reglas, se establecía que saldrían en la Madrugada del Viernes Santo, lo que fue considerado como un peligro de "folclorismo", por añadir la devoción rociera.

Aun así, les aprobaron las reglas. Pero después fueron trasladados al Lunes Santo. La primera salida la hizo en 1959, desde la iglesia de la Misericordia, sólo con el paso de misterio. La Virgen no salió hasta 1961, cuando se trasladaron a la iglesia de Santiago y estrenaron el paso de palio.

La primera imagen de la cofradía fue la Virgen del Rocío, tallada en 1955 por Antonio Castillo Lastrucci, aunque fue retocada en 1962 por Francisco Buiza, que le aportó un aire macareno. También son obras de Castillo el Señor y las figuras del misterio. Como pasaba con una cofradía nueva, y más en aquellos tiempos, los primeros años fueron muy difíciles. Durante cerca de 20 años, estuvo gobernada por una junta gestora.

En la trayectoria de la cofradía del Rocío, del Beso de Judas o de la Redención, no se puede olvidar la labor incansable y entusiasta que hicieron cofrades como Fernando Baquero y Manolo Yruela. Contaron siempre con el apoyo del canónigo Eugenio Hernández Bastos. Lucharon contra corriente, en unos años en que se perdió el barrio de Santiago, engullido por el centro, con el consiguiente desarraigo. Se pasó de los antiguos corrales de vecinos, como el del Conde, a construir apartamentos y después hoteles.

La cofradía siempre lució en la calle. Y nunca le faltaron las buenas saetas de Angelita Yruela. Siempre hubo revuelo en Santiago el Lunes Santo. Pero esa multiplicación de los panes y los peces cofrades era impensable, incluso a finales de los años 80 y principio de los 90, cuando las cofradías sevillanas empezaron a masificarse, en los llamados años del boom.

Por el contrario, el boom de la Redención llegó en el siglo XXI. Mucho se ha especulado sobre las causas. Se han esgrimido su buen horario, el lucimiento de las cuadrillas de costaleros, el éxito de la agrupación musical de la hermandad, la popularidad del regreso desde la Cuesta del Rosario hasta la entrada en Santiago. Incluso el nuevo manto…

Sin embargo, el manto es la consecuencia. La causa estará también en la devoción al Señor humilde que es traicionado por Judas. Y en el origen fundacional: el amor a esa Virgen del Rocío que no es de las marismas, sino del centro urbano de Sevilla, donde se diluyó un antiguo barrio.

El éxito siempre se apoya en la Fe, que es algo más que un manto.

Joaquín

León

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