El decepcionante rendimiento de Romaric en el Sevilla tras dos temporadas completas desde su fichaje impide que el costamarfileño sea un jugador que, ahora mismo, esté en el mercado. Si su primer año fue pasable por aquello de la gran participación que tuvo de la mano de Manuel Jiménez salpicada con contadas buenas actuaciones, el pasado ejercicio, con episodios de indisciplina incluidos, terminó de convertirlo en un jugador con el que muchos respirarían tranquilos si el Sevilla encontrara junto a su representante un destino acorde a los intereses de ambas partes.

En este sentido, el club defiende públicamente que es un jugador que cuenta para la próxima temporada, pero por otro lado acepta que a través de intermediarios sea ofrecido a equipos de Europa que puedan pagarlo. Así, una de estas gestiones, iniciadas mucho antes pero que empiezan a dar algunos frutos desde hace un mes aproximadamente, situaría a Romaric en el Panathinaikos griego, un club que se ha mostrado dispuesto a entrar en negociaciones sólo en caso de una cesión con opción a compra, pero nada más.

El Sevilla, de momento, la única fórmula que acepta es un traspaso y así se lo ha hecho saber al Panathinaikos a través de los intermediarios que han estado moviendo esta posibilidad. La respuesta helena ha sido, si cabe, más contundente. No hay dinero en Grecia y mucho menos para pagar por Romaric.

El Panathinaikos, que ahora mismo no tiene ni presidente ni director deportivo -esta semana puede haber novedades sobre este aspecto- sólo se plantea gastar 6 ó 7 millones en fichajes esta temporada. La primera consecuencia del crac financiero del país heleno como primer ejemplo de caída en la zona euro se ha visto reflejada en los contratos en el fútbol. Si Grecia era un destino atractivo para entrenadores y futbolistas por su considerable base salarial en sus dos grandes clubes de Atenas principalmente, Panathinaikos y Olympiacos, la remodelación fiscal ha elevado hasta el 40 por ciento los impuestos de los contratos que se hagan a partir de ahora. El Panathinaikos necesita, además, con más urgencia fichar a un central y a un extremo derecho.

El Sevilla va a esperar a ver qué rendimiento tiene Romaric en el Mundial y, lógicamente, tampoco puede desprenderse alegremente de un jugador como él sin tener atado a quien en teoría va a ser su sustituto natural en el esquema de Antonio Álvarez, Borja Valero, con quien ya tiene acordado un contrato desde hace tiempo.

Si Romaric, quien parece que con Sven-Goran Eriksson ha recuperado el estatus en la selección de Costa de Marfil que perdió por su indisciplina con el anterior seleccionador, llama la atención de algún club europeo, el Sevilla prefiere venderlo antes que cederlo. En Francia aún tiene cartel, pero lo que sí va a tener muy difícil la entidad de Nervión es recuperar la inversión -ocho millones de euros- que hizo por un jugador con mucha calidad en la pierna izquierda, pero que ha demostrado que tiene un ritmo físico inapropiado para una competición tan exigente como la española.