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José Luis Gómez. Actor y director teatral

"Somos tan imperfectos que es casi imposible evitar el pecado"

  • Fundador del Teatro de La Abadía, es miembro de la Real Academia de la Lengua desde 2011. Su discurso de investidura en 2014 versó, cómo no, sobre el teatro.

Habla pausado, con voz de Quijote, educada por el oficio y tan profunda que uno duda que pueda salirle del cuerpo. Su currículo en cine y teatro es tan extenso que podría ocupar esta página entera y más, pero se resume en dos palabras: hombre sabio. Nacido en Huelva en 1940, se formó en Alemania y Francia -sus respectivos gobiernos le concedieron en 1997 la Cruz de Caballero- y a su regreso a España rodó Pascual Duarte, obteniendo gracias a ella el Premio a la mejor Interpretación en Cannes, en 1976. Fundador de La Abadía, es miembro de la RAE desde 2011. Su discurso de investidura en 2014 versó, cómo no, sobre el teatro.

-Su padre le envió siendo muy joven a Alemania para  que se formara como experto en hostelería, pero volvió como actor. ¿Tardó mucho en perdonarle?

-Tardó en entenderlo, aunque se sintió herido. No creo que no me perdonara. Estoy seguro de que en el fondo tenía la intuición de que yo iba en serio.

-¿Usted a sus hijos les ha recomendado algún camino profesional?

-He desaconsejado a mi hija que sea actriz. Para una mujer es un oficio muy duro.

-¿Por qué?

-Simplemente porque depende mucho de la belleza física. Y la belleza física se marchita pronto, más aún en una sociedad que piensa que ser joven es lo más importante. 

-Aprendió mímica en París con Jacques Lecoq. 

-Aprendí con Lecoq a recuperar el equilibrio cuando se pierde, a ponerme a mí mismo en desequilibrio, a aprender a caerme y a levantarme siempre.

-¿Cómo se ve Andalucía observada desde lejos?

-Andalucía, vista desde cualquier punto del mundo, es un lugar extraordinario, excepcional por múltiples razones de naturaleza cultural, medioambiental, geográfica e, incluso, también social. 

-¿Hay mucho falso mito sobre Andalucía?

-Claro que sí. Los andaluces somos personas muy laboriosas y creativas. Creo que es la organización social la que va detrás de las facultades de sus gentes. Sobre todo en educación.

-De haber nacido en Badalona, ¿a quién votaría en las elecciones catalanas?

-Votaría a un partido que estuviera convencido de que la convivencia entre los ciudadanos es fundamental, no algo que se puede desgarrar. Votaría a un partido que fuera absolutamente consciente de que, con las reformas necesarias, la convivencia entre los españoles -y los catalanes también lo son- es imprescindible y posible.

-¿Entiende los nacionalismos?

-No los entiendo. Siempre he detestado y detesto los nacionalismos, incluido el andalucismo. Me siento profunda y fundamentalmente andaluz y español, pero a estas alturas de mi vida soy también un hombre del mundo.

-Usted se las tuvo tiesas con los políticos. Dimitió como director del Centro Dramático Nacional y del Teatro Español. Cultura y política: ¿es posible la convivencia?

-La cultura para ser tal debe ser conciencia y conciencia crítica.

-Y eso no lo soporta el poder político.

-El poder político resiste mal la crítica, pero es imprescindible que cultura y política mantengan una relación.

-Aunque sea un matrimonio malavenido.

-Es un matrimonio en continuo equilibrio-desequilibrio, como la vida misma. No existe un equilibrio perpetuo, el desequilibrio está en la naturaleza de las cosas.

-¿Qué recuerdos guarda de esos años de desequilibro al frente de CDN y del Teatro Español?

-Tengo recuerdos extraordinarios, fue un temprano honor ser un director muy joven de ambos centros. Son centros insustituibles para el teatro español, pero creo que se les debe dotar aún hoy de mayor independencia. Es una asignatura pendiente en España.

-¿Se pueden recibir ayudas públicas sin pagar un peaje?

-Puedo asegurar que el Teatro de La Abadía no ha pagado ningún peaje. Se ha encontrado siempre con la compresión de los poderes públicos. Sus estatutos son muy claros, garantizando esa independencia, que ha sido respetada.

-Académico de la RAE sin haber escrito un libro. ¿Tanta labia tiene?

-Lo de la labia tiene un matiz castizo, está bien traída la expresión. Yo he dedicado gran parte de mi vida al arte y a difundir la literatura desde el teatro. El habla está llena de impulsos automáticos que muchas veces se manifiestan de manera inconsciente. La palabra escrita no tiene esos impulsos y cuando se interpreta sobre un escenario debe ser tremendamente fiscalizada y poderosamente interiorizada para que se vuelva otra cosa. La palabra deber ser sacudida, para que suelte la tinta que lleva. La palabra escrita lleva mucho tiempo dormida. Los autores la oyen en su interior, pero no físicamente. Yo he dedicado mucho tiempo a estudiar ese proceso y a defender el mejor uso de nuestra lengua en los escenarios. Por eso fui elegido académico o, al menos, quiero creerlo así.

-¿Cuánto pesa el sillón z de la Academia?

-No pesa. Era el sillón de Francisco Ayala y es un gran honor. Es una responsabilidad y una tremenda oportunidad para aprender y también para contribuir.

-De 44 miembros en la RAE, sólo siete mujeres. 

-La RAE tiene 300 años y arrastra una evolución social lenta, pero constante. Desde 1978, cuando se aprobó la Constitución, han entrado muchísimas más mujeres que en todos los años anteriores. La última es Clara Janés, una gran poeta.

-El Teatro de La Abadía ha cumplido 20 años. ¿Lleva bien la mayoría de edad?

-Creo que La Abadía está en un punto magnífico. Durante estos 20 años hemos aprendido muchísimo y hemos tratado de poner en acción todo aquello que aprendíamos. Yo diría que la hemos refundado, con un programa educativo amplísimo abierto a toda la sociedad.

-Gran Hermano es líder de audiencia en televisión. ¿Nos exiliamos?

-La salida es que la televisión pública sea realmente alternativa, sea eficaz y gane en audiencia. No se puede prohibir Gran Hermano. Su nivel de audiencia es indicativo del nivel educativo de la sociedad.

-Sus mañanas de verano en la playa de Punta Umbría se inician con un buen rato de nado en mar abierto. ¿Reserva los pecados para el resto del día?

-Bueno, los seres humanos somos tan imperfectos que es casi imposible evitar el pecado. Si nos paramos a pensar, somos animales conscientes, aunque asuste llegar a esa conclusión. Estamos entre el cielo y la tierra, entre los dos polos. Decía un gran maestro de vida que el hombre tiene que cuidar que convivan en él el lobo y el cordero que lleva dentro, sin permitir que uno anule al otro. Nadar en el Atlántico es un regalo extraordinario de la vida. Es un momento de soledad cósmica, de comunión con la naturaleza que me transporta a otro sitio. 

-El Atlántico, el mar de su niñez.

-Es así. No he encontrado ningún mar en el mundo, y he nadado en muchos, donde yo me sienta tan feliz. A veces es esmeralda y solo veo un verde infinito y acogedor. No sé si hay algún ser humano, algún un abrazo que pueda acoger como lo hace el mar en soledad.

-¿Algún pecado confesable?

-Sólo a mi confesor.

-¿No le vale un periodista como confesor?

-¡¡Nooo!!

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