Crítica teatro

Asier Etxeandia es un mutante maravilloso

El intérprete. Fest, Inauguración. Factoría Madre Constriktor. Dirección de escena: Álvaro Tato, Lautaro Perotti y Santiago Marín. Dirección musical: Tao Gutiérrez. Dramaturgia: Álvaro Tato. Intérprete: Asier Etxeandia. Percusión y electrónica: Tao Gutiérrez. Piano: Guillermo González. Contrabajo: Enrico Barbaro. Voz en off: Ramón Langa. Iluminación: Juan Gómez Cornejo y Carmen Martínez. Vestuario: Cornejo y Cristina Pérez. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Miércoles, 18 de diciembre de 2013. Aforo: Completo.

El Fest de Sevilla se ha desprendido de esa modestia lastimosa que rodea mucho de los actos sociales que acompañan a todo lo relacionado con nuestras artes escénicas. En esta recién inaugurada edición ha tomado el teatro Lope de Vega, uno de los templos sagrados, lo ha abarrotado de público y su entrada olía, por fin, a estreno de festival. Para rematar, sus organizadores han elegido una pieza, El intérprete, avalada por su paso por Madrid y por la Feria del Teatro de Palma del Río que lo han convertido en el acontecimiento teatral del año.

Y ¡vive Dios que han acertado!.

La banda liderada por Asier Etxeandia encendió los ánimos de un respetable que vibró, bailó, y disfrutó de una sutil pero eficaz crítica del poder servido por este monstruo de la interpretación que es el vasco Etxeandia.

Asier sorprende, ensimisma, convence, enamora, seduce, actúa y canta y todo lo hace bien. No es que nunca hayan existido buenos actores en nuestro país, al contrario, los ha habido con profusión. La cuestión es que ayer descubrimos, gracias a su impecable trabajo, su elegante manera de estar en el escenario, su dominio de los registros interpretativos, su poderosa voz cascada y su inmejorable condición física, que Asier es un mutante, un salto hacía delante en la evolución del arte dramático.

El intérprete es un viaje de la mano de Peter Pan a nuestros recuerdos de niños raros y la superación de aquellos miedos gracias, sobre todo, a un amor inmenso a la esencia del teatro y que como le ocurre a Asier, nos obliga a interpretar, cantar, bailar y seducir con la música y las canciones que nos hicieron sentir.

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