XXV Ciclo de Música de Cámara de la ROSS. Sono Reale: Vicent Morelló, flauta; Sarah Roper, oboe; Gretchen Talbot, violonchelo; Alejandro Casal, clave. Programa: 'Música tocatta' (obras de Telemann, Boccherini, Couperin, Bach y Vivaldi). Lugar: Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza. Fecha: Domingo 12 de abril. Aforo: Casi lleno.

El estilo de interpretación de cualquier repertorio musical está en permanente evolución, y las opciones son siempre diversas, también para quienes optan por no usar instrumental de época en la música del siglo XVIII. Agrupados como Sono Reale, tres solistas de la ROSS junto al clavecinista Alejandro Casal llevan tiempo haciendo programas centrados básicamente en sonatas en trío, a los que, con sus instrumentos modernos, aplican criterios estilísticos no lejanos a los de los grupos historicistas. Ahora bien, en una ciudad como Sevilla, tan volcada hacia la música antigua, un ámbito en el que puede exhibir algunos de los mejores conjuntos del panorama nacional e internacional, hay que afinar mucho para resultar convincentes.

Y en la matinal de este domingo Sono Reale se quedó corto, demasiado corto. Morelló usó una flauta de tímbrica mucho más cercana al traverso barroco que las habituales que se ven en las orquestas modernas, lo cual es un síntoma de preocupación por el sonido del grupo, y de hecho su interpretación de la BWV 1035 de Bach contuvo algunos de los momentos más interesantes del recital, en especial los movimientos rápidos, pues al Siciliano le faltó sensualidad, variedad ornamental y flexibilidad en el fraseo, una rigidez que fue norma durante casi toda la sesión, pero afectó especialmente a la suite de Les goûts réunis de Couperin, de sonoridad muy poco francesa, y a la Sonata de Boccherini, que Talbot tocó con afinación y sonido desiguales y fraseo vacilante. La Sonata en trío de Telemann sonó con una dulzura más bien meliflua, provocada más por la laxitud de articulación y acentuación que por las auténticas intenciones expresivas del conjunto. En general, una mirada desde la ligereza biensonante del estilo galante, pero de perfiles en exceso blandos.