TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Cultura

Poesía y compasión

Programa: Serenata op.20, de E. Elgar; 'The Lark Ascending', de Vaughan-Williams; 'Berceuse', de D. Debussy; 'Noche transfigurada', de Schönberg (arreglo de M. Thomas). Violín: José M. Martínez Melero. Director: Michael Thomas. Lugar: Teatro Riberas del Guadaíra. Fecha: 19 de abril. Aforo: 120 personas.

Mientras se aclara el futuro de la presencia de la Bética de Cámara (no lo olvidemos: 90 años de existencia siempre precaria que ya merecen encontrar un cobijo seguro en la ciudad que la vio nacer de la mano de Manuel de Falla) en la Joaquín Turina, el magnífico Auditorio de Alcalá de Guadaíra (espléndida acústica, cálida y cercana) volvió a acoger al benemérito conjunto para un programa diseñado con sensibilidad y sentido de la responsabilidad con la memoria histórica. En esta temporada se están vinculando los programas con el recuerdo de los cien años del inicio de la Primera Guerra Mundial y en esta ocasión el programa se articulaba alrededor de una serie de poemas, muy bien recitados en inglés por Robert León, sobre aquella guerra, alguno de ellos tan emocionante como In the Flanders Fields, de McCrae.

Con unas cuerdas en estado de gracia, de sonido terso, aterciopelado, de infinitos matices tímbricos y con un empaste soberbio, Thomas diseñó una versión de la obra de Elgar dominada por la sutileza y la elegancia en el fraseo, acentuando las notas largas de las frases con languidez. Una conmovedora belleza se desplegó en un Allegretto como nunca lo habíamos escuchado. El mismo sentido apolíneo de elegancia y delicadeza caracterizó la pieza de Vaughan-Williams, cuyo inicio con la cuerdas con sordinas arropando las figuraciones aladas del violín fue pura poesía. Aquí, Martínez Melero triunfó con un sonido muy redondo y brillante, a la vez que con un fraseo rico en matices y de enorme gama de colores. Para La Berceuse de Debussy Thomas optó por una mirada humanista y compasiva y por un fraseo íntimo y recogido, seguido por una orquesta en perfecta sintonía anímica. Como colofón, y con unos magníficos metales, un estupendo arreglo de la obra de Schönberg que en manos de su autor, Michael Thomas, gozó de un giro lírico, sin acentuar en exceso los momentos más crispados, como procurando extender un delicado manto de compasión sobre el drama de la guerra.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios