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Crítica de Jazz cine

Cielo azul

maria schneider orchestra

Maria Schneider, composición y dirección. Orquesta: Steve Wilson, saxo alto, saxo soprano, clarinete y flauta. Dave Pietro, saxo alto, saxo soprano, clarinetes, flautas. Rich Perry, saxo tenor. Donny McCaslin, saxo tenor y clarinete bajo. Scott Robinson, saxo barítono, flauta y clarinetes. Greg Gisbert, trompeta. August Haas, trompeta. Mike Rodriguez, trompeta. Frank Greene, trompeta. Keith O'Quinn, trombón. Ryan Keberle, trombón. Marshall Gilkes, trombón. George Flynn, trombón bajo. Ron Oswanski, acordeón. Lage Lund, guitarra. Frank Kimbrough, piano. Lugar y fecha: Teatro Central, viernes 13 de noviembre. Aforo: Lleno.

La música reciente de Maria Schneider toma la naturaleza como núcleo conceptual de sus composiciones. Paisajes, cielos, gorriones, prados, tornados o mariposas se transforman en metáforas de una lectura vital que remite a las emociones que nos conectan a nuestros amigos, familia y raíces. Distante ocho años del precedente trabajo a la cabeza de la orquesta, Sky Blue (2007), su flamante disco, The Thompson Fields (ArtistShare, 2015), escarba en estas últimas a través de un fascinante viaje a su tierra natal y a su infancia en Windom (Minnesota) como vía de expresión de su obra, expuesta de manera exquisita en el concierto que situó su orquesta en el escenario del Teatro Central dentro de una gira de cuatro fechas (Barcelona, Sevilla, Guimaraes y Madrid) por la Península Ibérica.

Contadas -por no decir ninguna- formaciones de gran tamaño discuten a la Maria Schneider Orchestra su primacía en el territorio del jazz contemporáneo. Y uno se lo explica después de asistir a una exhibición dirigida con mano de pluma por su líder: una grandiosa compositora, reposada y meticulosa, ágil, casi danzante en sus movimientos, explicativa y dialogante con el público y sonriente -por razones tan obvias como las de la audiencia- durante casi dos horas de portentoso directo.

En su recorrido se alternaron composiciones añejas -Coming About, con apabullante solo de Donny McCaslin- con piezas de su reciente disco que la propia Schneider dedicó amablemente a todos quienes tuvieron el acierto de adquirirlo al final de la sesión: un Lembrança de inspiración brasileña, Nimbus, el emotivo tema homónimo impulsado por la inteligente intervención de Lage Lund, A Potter´s Song, la dedicatoria a la fallecida maestra y colaboradora Laurie Frink, o la recreación orquestal de Walking By Flashlight, incluida originalmente en Winter Morning Walks (2013), su álbum compartido con la soprano Dawn Upshaw, ganador de tres premios Grammy.

La música de Schneider traza un personal recorrido por la tradición de la gran música norteamericana, de Aaron Copland a su maestro Gil Evans, a la vez que suscribe rasgos de intransferible y evolucionada personalidad. Cabalgando entre las intensidades del crescendo y el marco camerístico, sus composiciones apelan permanentemente a la evocación de la mano de un admirable equilibrio entre un instrumento propio de dieciocho componentes llamado orquesta y la perfectamente dosificada aportación solista de sus excelentes -y elogiados por la propia Schneider durante la sesión- músicos, a la cabeza de quienes lleva años trabajando. La estructura asimétrica de su partitura, a años luz de la previsibilidad, remató una propuesta única cuya plasmación en directo reforzó incluso sus argumentos gracias a la vistosidad y dinamismo del conjunto. Así de exuberante se mostró la Maria Schneider Orchestra en una cita con vocación de única para guardar y deleitarse. Un imponente cielo azul cuyas emociones esperamos seguir recreando cada mañana durante mucho, mucho tiempo.

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