De Woody Allen. Dirección: Verónica Forqué. Versión: Nacho Artime. Elenco: María Barranco, Miriam Díaz-Aroca, Fermí Herrero, Fernando Acaso, Paloma Bloyd. Lugar: Teatro Quintero. Fecha: Viernes 11 de junio. Aforo: Completo.

Central Park West, que el veterano Nacho Artime ha titulado en su versión para esta producción con el nombre de Adulterios -nombre de la trilogía que incluye otras dos obras de un acto que ayer no vimos-, es una fantástica, superborde, divertida, ácida y melancólica comedia de Woody Allen que por España, de la mano de Verónica Forqué y las caras de María Barranco y Miriam Díaz-Aroca, se lleva paseando hace dos años en tropecientas funciones. Ayer y hoy se despiden de esta gira nacional en el teatro Quintero en doble sesión y todos parecen felices y cansados.

Durante buena parte de la representación -es lo que tienen autores como Allen- me imaginaba las escenas con todos los tics habituales, esos tonos, gestos que hemos aprendido viendo la película de estreno anual del neoyorquino. Un fastidio, francamente, porque ni Barranco ni Díaz-Aroca logran, no sé si por el tonillo fatídico de pija que adoptan o por la dirección hacia la comedia disparatada, llevarnos a un nuevo terreno en el que descubramos una nueva forma, teatral, de ver a Woody Allen. Leyendo unas semanas atrás la versión que de la misma obra tiene Silvia Barbero, la imaginaba más próxima a Maridos y mujeres, una tragedia increíble con mucho patetismo, humor grueso, insultos y violencia, y frivolidad y cachondeo también, claro. Sin embargo, y conste que me divertí, la representación de ayer me pareció pobre y previsible.