El tributo nostálgico de Ricardo Cadenas a las heroínas del cómic

El pintor sevillano inaugura mañana en la Casa de la Provincia una exposición donde reúne su obra plástica inspirada en la historieta · Catorce nuevos cuadros y un mural acrecientan su interés por este génerol Ricardo Cadenas: 'Swing Drawings Serenade'. Del 26 de noviembre al 16 de enero. Casa de la Provincia. Se inaugura mañana a las 20:30.

El pintor Ricardo Cadenas (Sevilla, 1960) en la exposición.
El pintor Ricardo Cadenas (Sevilla, 1960) en la exposición.
Charo Ramos / Sevilla

24 de noviembre 2010 - 05:00

El escritor Felipe Benítez Reyes opina que Ricardo Cadenas es un "dibujante magnífico en tiempos en que el dibujo pasa por ser un inconveniente" y no oculta su admiración ni su amistad por este "pintor ocurrente y hondo, sorpresivo y escueto" en el texto que aporta al catálogo de Swing Drawings Serenade, la exposición que mañana se inaugura en la Casa de la Provincia enmarcada en el XI Encuentro del Cómic y la Ilustración de Sevilla. Se trata de una recopilación de obras anteriores donde Cadenas cita de modo más o menos explícito el mundo de la historieta -las más antiguas se remontan a finales de los 80- junto a otras 14 de nueva factura pintadas a lo largo de este año. Completa el montaje un mural donde una serie de personajes entrelazados conectan dos de las salas expositivas. "Mi idea general es acercar el cómic, la ilustración y un imaginario de tipo popular a los elementos de la pintura contemporánea. Imbricar ambas esferas a la vez que alejarlas y subvertirlas", explica el propio autor.

Esa intención la formula también, en el magnífico estudio que ha elaborado para el catálogo de la muestra, el escritor aragonés José María Conget: "A Cadenas no le incomoda incorporar a maestros como Van Gogh en este recorrido por la infancia y por los cómics y no se somete a la pedante distinción entre las artes canónicas y las que han venido designándose como populares". Un afán por integrar elementos dispares, superando escuelas y debates, que puede verse también en cómo asume tanto la línea clara de Hergé y su Tintin como esa otra oscura, abigarrada o barroca de Spirou y Franquin, "probablemente mi dibujante de cómic favorito", apunta Cadenas.

El recorrido expositivo arranca con una pieza sobre elementos tipográficos y un autorretrato donde vemos al pintor convertido en Pato Donald. Rápidamente aparecen obras donde reelabora, desde la madurez, obsesiones de su infancia. Surgen así un Pinocho de aliento fálico junto a varias novias espaciales de Flash Gordon y hasta un Walt Disney congelado, uno de los muchos homenajes a ese icono de la cultura estadounidense que, como recuerda Conget, hizo hablar a los ratones, los perros y los patos. Con colores rotundos y elegantes, Cadenas pone a continuación a conversar -"en un plano de igualdad", matiza- el lenguaje del cómic, especialmente de la escuela de Marcinelle y la revista belga Spirou, con los hallazgos del expresionismo abstracto americano. Tampoco falta el tributo a su admirado Roy Lichtenstein, "el artista americano que durante una época muy larga usó exclusivamente como imaginería las viñetas de los tebeos y los anuncios de los periódicos".

En este comentario gráfico o conceptual sobre el mundo del cómic, las memorias personales del artista se abrazan a su presente en una vertiginosa sucesión de iconos y heroínas como Mickey Mouse, Betty Boop, Popeye y su novia Olivia, la Gata Loca, la jovencísima Marilyn Monroe en la cinta Bus Stop o la inquietante Dragon Lady que pintara Milton Caniff inspirándose en las formas y el rostro anguloso de la actriz Joan Crawford. Así, la visita a Swing Drawings Serenade implica asomarse a un panteón de dioses de papel y celuloide que él registra mediante lápices de colores, carboncillo, óleo, collages... sobrevolándolo todo su fascinante talento para el dibujo.

Y si la mirada al pop (como afirma en ese calambur que es la obra Pop-Eye) y la cultura de masas estadounidense han marcado su estética, no menos cierto es el aprecio que Cadenas -que ya homenajeó a Pepe Luis Vázquez en su cartel para la Maestranza- siente por el pintor, dibujante y maestro de la instantánea taurina Andrés Martínez de León, a quien equipara a los grandes del cómic en una reivindicación de este hombre sentencioso y cabal, nacido en Coria del Río, que ilustró el Juan Belmonte de Chaves Nogales y purgó durante años en las cárceles del franquismo su creencia en los valores republicanos.

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