David Garrick fue un reconocido actor inglés del siglo XVIII. Estaba tan extraordinariamente dotado para la comedia que los médicos recomendaban sus actuaciones como una especie de remedio capaz de sanar cualquier pena del alma. Fue, sin saberlo, el primer risoterapeuta de la historia. Los integrantes de Tricicle, Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans, han rescatado este nombre de la historia de la risa como punto de partida de Garrick, el montaje con el que la compañía catalana está de gira por Andalucía desde principios de noviembre y que ayer llegó al Lope de Vega de Sevilla (donde estará hasta el próximo día 12).

Este nuevo espectáculo -"estrenado hace tres años y que funciona de maravilla"- es, dicen sus responsables, un tributo a la risa. Hoy, en pleno siglo XXI, cuando se conoce científicamente que los niños ríen unas 300 veces al día y los adultos sólo unas 15, los integrantes de Tricicle se proclaman "seguidores" del actor inglés y le dedican este espectáculo protagonizado por tres científicos de bata blanca.

Y es que Garrick está planteado como un espectáculo-conferencia sobre la mecánica del humor que les permite desarrollar diferentes temáticas dramáticas con el objetivo de que el público experimente en primera persona los beneficios de la risa. Un público fiel, el de Tricicle, al que se han ido sumando las nuevas generaciones. "A lo largo de estos 31 años de historia de Tricicle hemos conseguido nuevos públicos. Es algo estupendo. Una vez nos dijeron que lo más bonito es que un padre y un hijo se rían de lo mismo", celebra Carles Sans sobre una obra que Paco Mir define como "recomendable para espectadores de tres a 112 años".

Tampoco el humor de Tricicle entiende de geografía. "El público sevillano es muy frío los primeros cinco minutos, como que les choca de primeras. Es normal, nuestro lenguaje es gestual. Somos las antípodas del humor sevillano porque la gracia de aquí está en el habla. Pero Sevilla siempre nos recibe muy bien y para Garrick la respuesta de la taquilla es muy buena", apunta Carles Sans.

No obstante, este espectáculo -gestado, estrenado y de gira en plena crisis- parece funcionar como la receta perfecta con la que encarar la desalentadora situación socioeconómica. "Llevamos dos años largos con esta obra y no nos ha podido ir mejor. El entretenimiento es algo muy demandado en estos tiempos -apunta Joan Gràcia-. Nosotros no nos prodigamos en televisión, por lo que quien nos quiera ver tiene que venir al teatro". Y es que esta obra, además, incluye al final pequeños guiños a la nostalgia con los "grandes hits" de Tricicle, esos gags imperecederos que han querido recuperar en este Garrick.

Frente a la aparente simplicidad de sus espectáculos, Tricicle argumenta que cada obra conlleva "cuatro, cinco o seis meses" de ensayos. "Con Garrick llevamos más de 600 funciones y podemos decir que la obra lejos de estar desgastada con el tiempo ahora está mejor que cuando la estrenamos", apunta Carles. "Hacemos cada función como si fuera una partitura, no hay lugar para la improvisación, está todo muy medido", indica el cómico. "De entrada, nos autodirigimos y autocorregimos y somos nuestros peor público porque si de 300 gags la gente se ría con 298, a nosotros nos preocupa los dos que nos han funcionado", comenta Paco Mir. Quienes han visto Garrick aseguran que cada tres o cuatr o segundos se escucha una risa en el teatro. Es la risoterapia según Tricicle.