AUNQUE se sigan organizando actos benéficos para dar dinero a la reconstrucción de Haití, hay que galvanizar a la sociedad sevillana para otra misión humanitaria. Una colecta para costear los 1.999 euros con 64 céntimos que vale la confección del traje de reina maga y otros gastos del cortejo de Maribel Montaño, compuesta y sin cabalgata donde estrenarlo porque se peleó con la peña de Carmona, su pueblo, que la había nominado como Gaspar para repartir ilusión entre los niños, ignorantes en su inocencia. Sevilla no puede ser insensible a las penurias de su portavoz. No la dejemos sola, porque nos sitúa a la altura del betún.

Tan intolerantes fueron los paisanos que la atacaron por su órdago feminista como ella por intentar convertir la celebración infantil en un éxito personal. Muchas personas brujulean para encarnar a los reyes magos como signo de ostentación social. Hay políticos que también incurren en ese tuya-mía, les buscan como poder fáctico que acarree dinero para pagar el cortejo. Montaño aceptó entrar en ese juego. Quiso imponer una estética femenina al rey Gaspar y perdió el envite. Ha de arrostrar con las consecuencias, en lugar de hacer añicos el halo que debe mantener el mito de los Reyes Magos.

Es el colmo del sinsentido pedirle a los organizadores que le paguen el traje de reina maga porque se gastaron en juguetes los 2.000 euros que ella había conseguido en La Caixa pensando en que así le salía gratis el atuendo. ¿Tan poca fuerza tiene Montaño en el PSOE de Sevilla como para no apalabrar con alguna de las 20 cabalgatas de los barrios salir en 2011 con su traje de fantasía? Éste es el nivel de quienes tienen tareas de gobierno en Sevilla. En qué manos estamos.