Una pensionista reclama más de tres millones de la herencia de su padre biológico

Morón de la Frontera

Su madre mantuvo una relación con el acaudalado empresario, para el que trabajaba como asistenta doméstica.

Jorge Muñoz

13 de octubre 2015 - 09:52

Sevilla/Una pensionista de Morón de la Frontera reclama una herencia de más de tres millones de euros a su padre biológico, que falleció hace más de 30 años y con el que su madre mantuvo una relación cuando trabajó de asistenta doméstica en su casa.

El abogado Fernando Osuna ha explicado este martes que, después de más de cinco años de espera, la prueba de ADN mostrada en el juicio ha arrojado un resultado positivo del 99% entre padre e hija.

La madre de la pensionista, según el letrado, tuvo una relación de pareja no matrimonial hace más de 70 años de la que nació la reclamante. Trabajaba como asistenta doméstica en casa del empresario y estaba soltera en el momento del embarazo.

El millonario empresario mantuvo económicamente a su hija extramatrimonial y a la madre de ésta, además le prestaba su apoyo moral y había una "convivencia clandestina", sostiene Fernando Osuna, que asegura que la hija, que actualmente cobra una pensión de 700 euros, no presentó antes la demanda por respeto a su madre.

En la demanda, se recoge que la madre de la demandante mantuvo una relación sentimental que comenzó cuando tenía unos veinte años y entró a trabajar en la casa del empresario, que tenía unos 27 años más que ella. Fruto de esa relación nació la reclamante.

En ese marco fue donde se inició ese idilio que duró hasta que quedó embarazada y tuvo que salir del servicio de la casa, posiblemente despedida por la cónyuge del millonario empresario, precisa la demanda.

Éste se preocupó por la reclamante y le compró una vivienda en Morón de la Frontera, dado que la casa donde residía era muy humilde y de reducido tamaño. Allí residió con su hija, sus padres y sus hermanos hasta que se trasladó definitivamente a Sevilla por la dificultad de la situación que se hizo insostenible, debido a la presión social del momento.

El empresario continuó casado y no puso fin a su matrimonio, debido al "pensamiento convencional de la época y para evitar cualquier escándalo público, tan mal visto". No obstante, no se desentendió de su hija ni de la madre de ésta, dado que según consta en los testimonios y declaraciones de numerosos vecinos, no perdió el contacto con ellas.

El padre biológico asistía frecuentemente a la vivienda que adquirió para la comodidad de éstas, pues pertenecían a una familia muy precaria y carente de posibilidades económicas, a diferencia de él que ostentaba una buena reputación social y un considerable patrimonio. Los testigos aseguran haberlo visto entrar y salir de la vivienda que les compró, muy asiduamente, así como también manifiestan que era conocido en el pueblo la paternidad de éste a pesar de no haber sido reconocida.

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