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José Barranca, Defensor del ciudadano en el Ayuntamiento

"Mi independencia me pasará factura"

  • Su última memoria de actividades ha puesto en evidencia muchas deficiencias de la ciudad Es crítico tanto con la Junta de Andalucía como con la indolencia del sevillano.

Se define como un idealista. Este hijo de militar, formado en los salesianos de Cádiz y en institutos públicos, lleva con orgullo ser comandante de Caballería y seguir aplicando los valores aprendidos en el Ejército. Tercero de nueve hermanos, a los 19 años se quedó sin padres y se enfrentó a la vida en corto y por derecho. Con 43 años pasó a la reserva. "El ministro Narcís Serra fue muy lesivo para el Ejército". El PSOE e IU le tacharon de progolpista por una carta publicada en 2006 a título privado en apoyo al general Mena, aquel militar que en un discurso apuntó a la posible intervención del Ejército si un Estatuto de Autonomía traspasaba los límites de la Constitución.

-¿En qué consiste eso de ser Defensor del ciudadano ?

-Hay un Defensor argentino que dice que la del Defensor es una figura que comienza siendo simpática y termina siendo incómoda Yo ejerzo de lo que me han nombrado. Me lo tomo en serio. El ciudadano es el centro de la vida pública, el elemento más endeble de la cadena. Estoy convencido de que soy su defensor, lo que conlleva prestaciones y contraprestaciones. Siento honor y orgullo de ser el Defensor. Soy un sevillano que trabaja por Sevilla, que no me miro el ombligo y que salgo con mucha tranquilidad a la calle.

-¿Cuánto cobra usted del Ayuntamiento por su labor?

-Una dieta de 221,20 euros al mes. Y estoy de lunes a viernes recibiendo a ciudadanos y yendo a las delegaciones a interesarme por la tramitación de las quejas. Los fines de semana cojo la bicicleta y voy a hacer fotos a las calles, a comprobar in situ las denuncias que me llegan de donde sean: del Tardón, de Su Eminencia, del Alamillo, del Cerro...

-Lleva casi dos años ya en su puesto. ¿Ve ya algunos frutos?

-Hay mucho por hacer. Estamos en la mitad del camino. Hay una tardanza excesiva en la administración para la resolución de expedientes. Es inconcebible que un expediente tarde entre cinco y seis meses. El Ayuntamiento de Sevilla es una maquinaria tan grande como lenta.

-¿Un buen defensor del ciudadano debe ser siempre incómodo para el poder?

-Después de casi dos años estoy llegando a esa conclusión. Ése va a ser mi final. Y no quisiera.

-¿Cuál será ese final?

-Yo creo que voy a terminar con pitos.

-¿Con pitos?

-Sí, porque yo creo que mucha gente no comprende la labor de fiscalización y de control que lleva innata la propia condición del defensor del ciudadano. Y mucha gente no se deja controlar, les parece algo incómodo. A mi ya me ha pitado la oposición y me ha arrastrado con vuelta el ruedo. Espero que los próximos pitos no vengan de la parte de la que fui elegido. Ser independiente cuesta mucho trabajo y antes o después, mi independencia me pasará factura. Pero quiero dormir tranquilo todas las noches.

-¿La salida de Chamizo como Defensor del Pueblo de Andalucía son las barbas del vecino que usted está viendo cortar?

-En él hay una circunstancia que en mi no se va a dar: el número excesivo de años en el puesto. Tantos años son contraproducentes. Eso no quita que ha hecho una labor seria y radical ante los políticos. Y los políticos le han pasado el cargo. Ha hecho un buen trabajo, muy próximo al ciudadano. Los defensores tienen que estar próximos al ciudadano. Y este señor lo ha estado indudablemente.

-¿El ciudadano, como el cliente, siempre tiene la razón?

-No siempre. Hay mucha picaresca. Hay que patearse la calle, hay que ir a los sitios, hay que salir del despacho, hay que estudiarse los casos, hay que verificar las denuncias.

-¿El gobierno le deja trabajar?

-Totalmente. Desde el primer día. Si no, ya me hubiera ido.

-¿Ha percibido ese frío que emite el poder cuando se siente censurado o criticado en su labor? Lo digo porque su memoria de actividades de 2012 es un compendio de deficiencias de la ciudad, con algunas denuncias especialmente graves.

-¿Frío? No, no, no... Quizás me hubiera gustado más proximidad en el trato.

-Sus informes, debidamente utilizados, hubieran sido un gran instrumento para la oposición. ¿No cree?

-El PSOE ha demostrado que no está a la altura. El Grupo Socialista no está ni para mandar en una comunidad de vecinos. Faltó el respeto a mi persona y lo sigue faltando hacia el cargo. Que lo hicieran al principio, lo puedo entender, pero que perseveren en el error dos años después.... Es preocupante. Son sectarios.

-¿El número de promesas hechas por el alcalde centran buena parte de su actividad a la hora de atender las quejas?

-La gente hace referencia a las promesas, pero yo en realidad no las conozco. En el día a día, lo que observo es que hay cosas que probablemente se podrían haber solucionado ya. No quiero dejar pasar la oportunidad de decir que Sevilla está siendo maltratada no sólo por la oposición, sino por la Junta. Sevilla no es querida por la Junta. No comprendo cómo en el último Pleno, la oposición se opuso al dragado del río. La oposición se opone a todo. Y eso es una aberración. Veo que los partidos anteponen sus intereses a los de la ciudad. Cuando alguien forma parte del gobierno de una ciudad, sea del color que sea, la prioridad tiene que ser la ciudad. Nada tiene que haber por encima de Sevila. Los partidos de la oposición reman en un sentido y el Partido Popular rema en otro. A todo esto hay que sumar la indolencia del sevillano. El sevillano es un gran indolente, dicho con todo cariño.

-De usted han dicho que es el defensor de Zoido.

-A los hechos me remito. Que esperen a la próxima memoria. Lo he dicho hasta la saciedad: sólo me mueve Sevilla. No tengo color alguno. Cumplo con mi obligación, no tengo pretensiones políticas. Soy un trabajador de la ciudad.

-¿Ha intentado alguien que usted suavice sus informes?

-Nadie. Nunca.

-¿Le invitaron o no al balance oficial de gestión que realizó el alcalde en el formato institucional del Salón Colón?

-Honestamente creo que me debían haber invitado.

-Dicen que no fue invitado por respeto a su independencia.

-Yo no me hubiera movido un ápice de mi posición de independencia por escuchar la gestión realizada en los dos últimos años. Tengo una edad y un recorrido hecho en mi vida. El hecho de que asista, por ejemplo, a todos los plenos no varía mi forma de actuar. Asisto a los plenos para informarme de lo que ocurre y aprovechar para despachar con los delegados, a los que tengo que exponer problemas.

-¿No cree que los plenos son de un nivel muy bajo y demasiadas veces los debates resultan alejados de la realidad de la calle?

-Los plenos son cansinos. Y ese eterno frontón... entre los partidos. El nivel es muy mejorable, sobre todo en cierta bancada.

-Percibo que sigue herido con el PSOE e IU.

-Herido no es el adjetivo. Cuando me dijeron progolpista, ellos eran los que se estaban mirando en su espejo. No se tomaron la molestia de conocerme. Mi trayectoria democrática está más que demostrada. Ellos querían que el vicepresidente de la comisión del Defensor fuera del PSOE. Y ahí empezaron los problemas. Me faltaron gravemente al respeto. Y siguen faltando al respeto a la institución cada vez que no asisten a la presentación de la memoria.

-¿Usted cree que este gobierno local tiene un buen nivel?

-Comparado con la bancada de enfrente, se salen.

-¿Cómo ve al alcalde, Juan Ignacio Zoido, a los dos años del mandato?

-Lo está intentando en un ambiente de mucha dificultad. El momento no es el idóneo para llevar a cabo todo lo que pretendía. Está aguantando y esperando una situación más bonancible.

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