Sevilla

Transformaciones modernas y contemporáneas

  • En el Encuentro Internacional de Arquitectura Contemporánea en Ciudades Históricas que se realizará este mes en Sevilla participarán siete expertos extranjeros.

EN el Encuentro Internacional de Arquitectura Contemporánea en Ciudades Históricas que se realizará este mes en nuestra ciudad, según la prensa, organizado por el ex subdirector del Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco; financiado (60%) por la promotora de la torre CC (Caída/Cajasol) y por la Gerencia de Urbanismo-Ministerio de Educación y Cultura (40%), participarán siete expertos extranjeros (Italia, China, Francia, RU, Brasil, Holanda y Líbano). Entre ellos por su aporte al estudio y conocimiento de la ciudad destacan, el maestro universitario Bernardo Secchi y el arquitecto Lou Zohu, profesor de la Facultad de Arquitectura de Pekín, China, porque seguramente nos hará conocer su opinión acerca de las mayores aberraciones urbanísticasi que se están construyendo en su país, teniendo poca consideración al patrimonio cultural tangible e intangible. Generalmente son fenómenos previos a la explosión de las burbujas inmobiliarias.

Igualmente vendrán expertos de otras ciudades y universidades de España; entre ellos el culto catedrático de Urbanística José Fariña (Madrid). También participará Román Fernández Baca, director del IAPH, uno de los centros de mayor prestigio nacional dedicados a la protección del patrimonio cultural.

Todos los ponentes, incluido el presidente del Icomos internacional, confrontarán sus opiniones acerca del impacto sobre la ciudad, ocasionado por el neo-obelisco de 178 metros construido en el borde del conjunto histórico que incluye el antiguo convento de la Cartuja. Pero como no está previsto que escuchen la opinión de un representante sevillano de la ETSA, o del Colegio de Arquitectos o de una de las tres organizaciones civiles activas comprometidas con la defensa del patrimonio cultural (Benbaso, Adepa, Túmbala), tampoco tendrán oportunidad de conocer acerca del centro cultural que se pondrá en la torre CC con el dinero que estuvo destinado para que dicho centro se hiciera en las Atarazanas, extraordinario edificio vinculado por historia y proximidad al conjunto patrimonio de la Humanidad del que hacen parte el Alcázar, el Archivo de Indias y la Catedral.

Una participación amplia habría sido posible si los propietarios de la torre no hubiesen aportado dinero para la realización de este encuentro o si el Gobierno hubiese estimulado más la civilidad (sociabilidad urbana) y la democracia proactiva. Sin embargo es imposible vaciarle el componente político a la polis; sucede lo contrario con los consumidores que la habitan, más pendientes de la economía que de la cultura.

En estas circunstancias los medios de comunicación cumplen una importante función: ayudan a construir y a enriquecer el espacio público esencial en la ciudad (Arendt). Sevilla es el bien cultural más sofisticado hecho por la sociedad sevillana durante 20 siglos.

La relación entre lo antiguo y lo nuevo, tema del encuentro, actualiza una preocupación cuyo origen, Habermas lo ubica en el Renacimiento; desde entonces será una constante en los siglos posteriores en la relación entre: lo moderno y lo tradicional, la tradición y la modernidad; la ciudad heredada y la ciudad futura.

Hasta antes de soportar las consecuencias de la primera Revolución Industrial, la ciudad europea no tuvo problemas de expansión ni de renovación. Bastaba el área intramuros y el mantenimiento de los edificios. En cambio a partir de mediados del siglo XIX, la transformación fue total gracias a la posibilidad de dotación de servicios, de infraestructuras, de equipamientos, de viviendas, de nuevas tipologías administrativas, del tren, del coche, etcétera. Pero las intensas transformaciones urbanas suponían un soporte teórico específico que comenzaba a desarrollarse. Surgieron nuevas ciencias y disciplinas; entre ellas, también la Urbanística. Al inicio disponía de tres alternativas: se transformaba la ciudad existente, se levantaba en su borde la nueva ciudad o se aprovechaba el bajo precio del suelo de periferia para construir viviendas. París se convirtió en exitoso y generalizado ejemplo de la primera alternativa (Reforma Interior. 1852. Haussmann), Barcelona (Ensanche, Cerdá) en la culta segunda alternativa y, algunas ciudades alemanas (Berlín. Taut) aprovecharon las opciones que ofrecía la periferia. Hasta que finalmente en 1923 Le Corbusier se encargó proclamar la "muerte" de la calle (preponderancia de peatones) para dar paso a la vía (preponderancia de coches). A partir de ese momento se comenzó a justificar la agresión al centro histórico, cuando todavía no se identificaba así, a la parte de la ciudad con más densidad cultural. Sin pudor se debía sustituir el tejido urbano tradicional (continuo y compacto) con bloques aislados, altos, anular el parcelario (París, Ville Radieuse, en Sevilla ruptura de manzanas) e imponer una nueva forma de consumir el suelo, el espacio interior y los recursos naturales; un nuevo modo de vida caracterizado por el individualismo entre la multitud que, actualmente ha llegado a su máxima expresión por obra y gracia de las nuevas tecnologías y del capitalismo globalizado. En la ciudad se refleja la sociedad. Pero así como no es posible hacer ciudad con bloques aislados tampoco se hace sociedad con la simple suma de consumidores. ¿Es posible la urbanización sin Urbanismo?

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