Sevilla

Córdoba-Sevilla en el 'Albéniz'

  • Clausura. El Foro Al-Andalus concluyó su curso de actividades con un concierto de la Orquesta Bética de Cámara en el Alcázar con la dirección del británico Michael Thomas

EL Foro Al-Andalus despidió de la manera más solemne su curso de agitación de la sensibilidad ciudadana. Quiso el azar que fuera un arabista, Rafael Valencia, en su condición de flamante director de la Academia de Buenas Letras, quien se encargara de dar lectura al ideario de dicho foro en el patio de la Montería del Real Alcázar, escenario del concierto que ofreció la Orquesta Bética de Cámara bajo la dirección musical de Michael Tomas.

Terna de arquitectos en primera fila: Jacinto Eliott, director-conservador del Alcázar, Ángel del Río, decano del Colegio de Arquitectos, y Honorio Aguilar, profesional de Cantillana en cuyo estudio se certificó la colaboración de Guillermo Pérez Villalta con la Macarena. Terna de historiadores: Alfonso Lazo, José Manuel Macarro, ex diputados socialistas y miembros del Foro, el propio Valencia. Y terna de médicos: Ismael Yebra, Federico Relimpio y Federico Alonso Aliste, oftalmólogo director de Tecnolaser Santa Justa, una de las firmas que patrocinaron el concierto.

La Orquesta Bética de Cámara nace en 1923 y es su detonante el estreno, en versión de concierto, del Retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla, que reunió para ello a Eduardo Torres, maestro de capilla de la Catedral, y al violonchelista Segismundo Romero.

Se llenó el patio de la Montería para escuchar un programa que se abrió con la obertura de El barbero de Sevilla. Fue un concierto capicúa, que se abrió con la Sevilla evocada por Gioachino Rossini y terminó con las piezas Córdoba y Sevilla de Isaac Albéniz, pertenecientes a las suites Iberia y Española, respectivamente. Colofón que era metáfora del Ave.

Michael Thomas suscitó una simpática división de opiniones cuando dijo, antes de interpretar la última pieza del programa y la propina de su versión de Gabriel Fauré, que lo único que le faltaba al tema Sevilla era llamarse Betis. Además de ser bético por motivos contractuales, desde que en octubre de 2011 se incorporó a la dirección de la Orquesta Bética, Michael Thomas, que arregló la música de Paul McCartney para los funerales de su esposa, es un inglés nacido en Middlesborough, ciudad británica en la que tiene su residencia el equipo vencido por el Sevilla en la final de la UEFA de 2006 con goles de Luis Fabiano, Kanoute y dos de Maresca. La armada invencible de Pedro Muñoz.

El concierto contó con la colaboración especial de la guitarrista sevillana María Esther Guzmán, niña-prodigio que actuó por primera vez en el Lope de Vega con cuatro años. Discípula de América Martínez, con once años obtiene un premio en Televisión Española con un jurado que presidía Joaquín Rodrigo, a quien ayer recordó en tres movimientos del Concierto de Aranjuez.

Falla está en la génesis de la Orquesta Bética y también apareció en el programa con siete canciones populares en versión de Ernesto Halfter, un músico de la generación del 27 que fue el primer director de esta agrupación. Una jota, una nana y músicas regionales relacionadas con Murcia y Asturias, premonición de Felipe VI.

Joaquín Turina era el músico vecino de Luis Cernuda. De él sonaron en el patio de la Montería cinco danzas gitanas con eco granadino. Un paseo por el Generalife y el Sacromonte. En el patio de butacas, el ex alcalde de Sevilla Manuel del Valle, Rogelio Reyes, catedrático de Literatura, ex director de la Academia de Buenas Letras, y Rafael Juliá, miembro de esa otra orquesta bética de quienes jugaron en el equipo de Heliópolis en la que llevó la batuta Sebastián Alabanda, que en paz descanse. Juliá volvió al patio de la Montería donde preparó el refrigerio y el ágape de la boda de la infanta Elena en marzo de 1995. El patio de Pedro el Doble (el Cruel o el Justiciero).

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios