Una fórmula contra lo desconocido

Expertos de la Universidad de Sevilla desarrollan un fármaco para mejorar la calidad de vida de los pacientes con gangliosidosis GM1, dentro del grupo de las enfermedades raras.

La catedrática Carmen Ortiz, en el centro, junto a varios de los científicos que han participado en el hallazgo.
La catedrática Carmen Ortiz, en el centro, junto a varios de los científicos que han participado en el hallazgo.
C. D., Sevilla

28 de agosto 2014 - 05:03

El grupo de investigación de Química Bioorgánica de Carbohidratos de la Universidad de Sevilla profundiza en el tratamiento de las llamadas enfermedades raras y huérfanas gracias a la identificación de una molécula capaz de mejorar la actividad de la enzima mutada en la gangliosidosis GM1. Se trata de un trastorno metabólico y neurogenerativo que, en el caso del tipo 1, aparece en los primeros seis meses de vida y para el que, de momento, no existe cura. Este hallazgo impulsa las esperanza de los colectivos de pacientes con enfermedades raras y sus familiares, ya que, por su baja incidencia, no cuentan con el suficiente apoyo científico y estatal para su investigación.

La dirección del grupo de Química Bioorgánica de Carbohidratos de la Hispalense, responsable de este descubrimiento, corre a cargo de la catedrática Carmen Ortiz Mellet, trabajo que desarrolla desde 1998. Sus proyectos de investigación se centran actualmente en el estudio de las interacciones de los carbohidratos con biomoléculas y sus implicaciones en Biomedicina. En concreto, entre sus objetivos destaca el diseño de glicofármacos para el tratamiento de enfermedades metabólicas raras y el cáncer.

Este último fármaco para la gangliosidosis GM1, que ya ha dado óptimos resultados en el tratamiento de ratones transgénicos, se encuentra en fase de estudio preclínico gracias a la financiación de 100 gramos del compuesto activo por parte del grupo farmacéutico Genzyme-Sanofi y a la colaboración con las universidades japonesas de Tokio y Tottori.

"Los enfermos de gangliosidosis GM1 tienen afectada la enzima beta-galactosidasa lisosomial, que, al no plegarse correctamente durante su biosíntesis, no puede desempeñar su función. Esto provoca la acumulación del correspondiente sustrato, el gangliósido GM1, especialmente en el tejido nervioso central", explica la profesora Carmen Ortiz, titular del departamento de Química Orgánica de la Universidad de Sevilla desde 1987. "La molécula que nosotros hemos sintetizado es un análogo de carbohidrato, un glicofármaco, capaz de forzar el plegamiento correcto de la enzima y activarla, eliminando así el exceso de gangliósido GM1 que causa la enfermedad. Actúa así como una chaperona farmacológica". Tal como señala la profesora Ortiz, el compuesto es capaz de inducir un aumento de la actividad de la beta-galactosidasa de hasta cinco veces en el cerebro y el cerebelo de los ratones genéticamente modificados: "Y lo que es más importante, es capaz de regenerar el tejido cerebral", afirma la responsable de esta investigación.

El proceso resulta complejo, ya que los científicos deben asegurase de que la molécula, la chaperona farmacológica, sea selectiva para la enzima que se quiere activar y que no afecte a la función de otras enzimas, lo que podría provocar efectos secundarios.

El objetivo de este grupo de expertos es llegar a ofrecer una esperanza a los enfermos afectados por las enfermedades raras que tienen su origen en la disfunción de enzimas lisosomiales. Por esta razón no sólo investigan tratamientos para la gangliosidosis GM1, sino también para otras patologías en las que igualmente se produce un defecto de plegamiento, como son la enfermedad de Gaucher y de Fabry.

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