Aunque De Sanctis puede ser el primero en salir, el Sevilla sigue tratando de aligerar su excedente de futbolistas, un problema que tiene paralizada la planificación de la la próxima temporada y que supone el principal quebradero de cabeza estos días para Monchi y José María del Nido. Jiménez ya ha dicho lo que quiere y entre los técnicos ha quedado claro cuáles de ellos tendrán sitio y cuáles no, pero lo cierto es que a la plantilla completa de la temporada pasada –exceptuando a Javi Navarro– este verano a la hora de hacer la lista de jugadores se han de sumar a De Mul, Casado, Lolo, Alfaro y Duda, que deben volver todos ellos de sus respectivas cesiones. En total, 30 ó 31 futbolistas sin que haya llegado ninguna cara nueva y sin contar los que el entrenador desee incorporar del filial a la concentración de pretemporada.

El Sevilla está empezando a sufrir en sus carnes en este apartado lo que significa ser un club grande. Fichas muy altas difícilmente asumibles para otros clubes que en un momento dado puedan interesarse por jugadores que no tienen sitio en el Sánchez-Pizjuán.

Y el paradigma de esta situación, que precisamente este mes termina su vinculación con el Sevilla, es Jesuli, un delantero que ha protagonizado una segunda época en Nervión verdaderamente desafortunada. El delantero de Torreblanca acaba su contrato –no precisamente con un sueldo bajo– el próximo martes, día 30, poniendo fin a una historia en la que el Sevilla firmó un muy mal negocio, nada que ver con su venta al Celta de Vigo en 1999 por una cifra cercana a los 1.000 millones de las antiguas pesetas.

Jesuli volvió en agosto de 2004, con Caparrós en el banquillo, y su fichaje fue muy celebrado por el sevillismo, pero lo cierto es que sus números desde entonces fueron muy pobres –con dos cesiones a Tenerife y Real Sociedad– hasta el punto de que ha pasado esta última temporada entrenándose con el Sevilla Atlético sin disputar ni un solo partido de competición en categoría alguna. Sus últimas actuaciones en activo se produjeron en Segunda División, primero con la Real Sociedad, club al que fue cedido en noviembre de 2006, y luego en el Tenerife. En ambos destinos pasó con más pena que gloria, protagonizando además un escándalo investigado incluso por el Ministerio Fiscal a instancias de la Federación cuando desveló en una conversación privada con Iñaki Badiola, presidente de la Real, que los jugadores del Tenerife cobraron por dejarse perder con el Málaga para que éste ascendiera.

Lesiones, una operación de tobillo y también un conformismo innegable acompañaron a Jesuli en los dos últimos años de contrato, en los que estuvo en blanco. En total, Jesuli jugó en su segunda etapa 23 partidos de Liga, 4 de Copa y 12 de UEFA, anotando dos goles, uno en la competición liguera y otro en Europa al Nacional de Madeira.

Su desvinculación supone un alivio para el Sevilla, igual que lo fue hace justo un año la de Germán Hornos, que cobró del club de Nervión hasta junio de 2008, pero da una muestra de lo espinoso que supone para un club tener en nómina más futbolistas de los necesarios. Por eso la política de tener la plantilla completa antes de la pretemporada ha cambiado.